- El Centro Educativo Integral Para Altas Capacidades (CEIPAC), ubicado en Aguascalientes, es una escuela de gobierno del estado que atiende a niñas y niños con altas capacidades, aptitudes sobresalientes y talentos específicos. Fundado y dirigido por José Ángel Moyano Cáñero, el CEIPAC trabaja actualmente con estudiantes de primero a sexto de primaria y, a partir de agosto, comenzará también con nivel secundaria.
“Es una población con necesidades educativas especiales, como otros perfiles de educación especial. Nuestro trabajo es detonar ese potencial, acompañarlos e inspirarlos a ser cada día su mejor versión”, explicó Moyano Cáñero. La SEP reconoce cinco subescalas en las que pueden destacar estos menores: intelectual, artística, creativa, psicomotriz y social.
El CEIPAC ofrece un modelo educativo adaptado que parte del acompañamiento, la supervisión constante y la inspiración. Los niños y niñas que asisten presentan características como razonamiento complejo desde edades tempranas, conexiones poco comunes entre conceptos, interés por temas no habituales para su edad y una curva de aprendizaje acelerada. Muchos aprenden a leer y escribir desde los cuatro años, sin entrenamiento formal, simplemente por su interés natural.
La detección puede surgir desde el hogar, docentes o especialistas. En muchas escuelas, los equipos USAER (Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular) colaboran en la identificación y diagnóstico. Este proceso requiere evidencia objetiva que demuestre las capacidades del menor, evitando favoritismos o percepciones subjetivas.
Uno de los principales desafíos es que, en el sistema educativo tradicional, estos niños suelen aburrirse, pierden el interés por la escuela o incluso desarrollan problemas emocionales o conductuales. Algunos son diagnosticados erróneamente con TDAH. “No se trata de negar lo que pueden hacer, pero todo debe venir acompañado de evidencia. Si ya demostró que domina un tema, no tiene sentido repetirlo una y otra vez”, señaló Moyano.
El plantel está conformado por más de 100 estudiantes y un equipo docente con perfiles diversos y altamente preparados: desde psicólogos hasta artistas escénicos, arquitectos y educadores con maestrías y doctorados. Además de su formación académica, comparten valores como el respeto, el equilibrio emocional y la disposición de trabajar en equipo.
El CEIPAC también destaca por fomentar el vínculo familiar. Las madres y padres participan activamente con talleres, actividades escolares, acompañamiento emocional y tareas colectivas. Algunas comparten sus conocimientos en artes, repostería o jardinería, y colaboran en eventos escolares. “Es un proyecto que involucra a toda la familia, porque estos niños requieren atención, disciplina y un entorno que comprenda sus necesidades”, coinciden varias madres.
Las historias compartidas por las familias evidencian lo transformador que resulta el modelo. Niños que llegaban desmotivados, aburridos o con diagnósticos incorrectos hoy muestran interés, creatividad, autonomía y compromiso. “Mi hijo no necesita que lo presione para hacer tarea, ahora investiga, pinta, crea. Se ha reencontrado con el gusto por aprender”, relató una madre.
Pepe, como lo conocen en la comunidad escolar, define la misión del CEIPAC con una analogía: “Un avión y un helicóptero necesitan pistas distintas, pero pueden volar juntos”. Con una filosofía centrada en la felicidad, la estabilidad emocional y la autoexigencia, CEIPAC busca que cada estudiante descubra su potencial y lo desarrolle a su ritmo, sin etiquetas ni estigmas.
“Nuestros egresados saben quiénes son, lo que pueden lograr y lo que necesitan hacer para llegar ahí. Hablando con los chicos que ya egresaron me dicen: hay muchas cosas que cambiaron en mí y elijo que sigan estando en mí. Esa es una de las claves importantes”, concluyó su director.




