Cada año, la Semana Internacional de los Museos nos invita a mirar de nuevo aquellos espacios donde la historia, el arte y la ciencia cobran forma. Pero mientras los reflectores suelen irse hacia los grandes recintos como el Museo Nacional de Antropología o el Soumaya, existe un México museístico mucho más arriesgado, lúdico y subversivo que desafía las categorías tradicionales.
En los márgenes —a veces geográficos, a veces conceptuales— florecen museos que rompen con la idea clásica de “vitrina+guía”, apostando por narrativas críticas, formatos participativos o simples rarezas que descolocan. No se trata solo de curiosidades, sino de propuestas que nos ayudan a pensar el museo no como un templo del saber, sino como un espacio vivo.
El museo del objeto… y de la ironía
En la colonia Roma de la CDMX se esconde uno de los mejores ejemplos: el Museo del Objeto del Objeto (MODO). Su colección de objetos cotidianos —empaques, cajas de cerillos, anuncios publicitarios o juguetes— no solo genera nostalgia, sino que muestra cómo el diseño, el consumo y la cultura pop han moldeado nuestras emociones. El MODO ha albergado exposiciones sobre carteles de lucha libre, activismo feminista, campañas presidenciales e incluso memes.
Museos “chiquitos pero picosos”
En Guadalajara, el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, ubicado en la histórica Casa de los Perros, ofrece un recorrido por la historia de la prensa en México, pero también por las tensiones entre libertad de expresión y censura. Mientras tanto, en Xilitla, San Luis Potosí, el Museo Leonora Carrington combina piezas originales de la artista surrealista con instalaciones interactivas y realidad aumentada, creando una experiencia sensorial que rompe con lo contemplativo.
Cuando el arte se mete a la cárcel
Uno de los más potentes es el Museo Memoria y Tolerancia, que con recursos audiovisuales inmersivos aborda genocidios, discriminación y crímenes de odio. A través de salas oscuras, testimonios en primera persona y datos duros, el museo exige una experiencia ética: incomoda, confronta, transforma.
Mientras los grandes museos celebran con galas y exposiciones especiales, estos otros espacios siguen proponiendo otras formas de ver, narrar y habitar la historia. En la Semana Internacional de los Museos, mirar hacia ellos no solo diversifica la experiencia cultural: también democratiza la memoria.




