¿Recuerdas a tu primer personaje favorito? Tal vez no era abiertamente queer, pero algo en su historia, su estética o su rebeldía te hablaba profundamente. Y quizá, al identificarte con ese personaje, te ayudó a aceptar tu propia identidad y orientación. Amix, también nos pasó, y con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que muchas personas dentro de la comunidad LGBTQ+ han identificado esa misma conexión como algo más que un simple gusto: una forma de apropiación simbólica que se ha convertido en un acto de resignificación cultural.
A continuación, hacemos un recorrido por algunos de esos íconos queer que marcaron nuestras infancias LGBTQ+.
De Sailor Moon a Las Chicas Superpoderosas: representación dentro de las caricaturas
Aunque a menudo se considera que las caricaturas no están pensadas para reflejar la diversidad sexual, con el paso del tiempo muchos personajes han sido abrazados por generaciones LGBTQ+. Es el caso de Michiru y Haruka de Sailor Moon, quienes mantienen una relación amorosa no explícita, o de Él, el villano de Las Chicas Superpoderosas, cuya estética combina atributos femeninos con una voz masculina y rasgos andróginos.

Durante mucho tiempo, también se especuló sobre la orientación sexual de Velma, de Scooby-Doo, quien no tenía intereses amorosos conocidos y cuya presentación se percibía como la de una mujer canónicamente lesbiana. Más de nueve años tuvieron que pasar para que los creadores confirmaran que Velma fue concebida como un personaje lésbico, presentando a Coco Diablo como su interés amoroso.

Y aunque tal vez fue accidental, es posible que Disney haya creado a uno de los personajes bisexuales más entrañables: Mulán. Esta cinta es, sin duda, una de las películas con más subtexto queer del universo Disney, sobre todo en la dinámica entre Mulán y Li Shang. Él comienza a desarrollar una conexión con “Ping”, la identidad masculina que adopta Mulán. Sin embargo, incluso tras descubrir su verdadera identidad, Li sigue interesado en ella, lo que muchos han interpretado como una representación de bisexualidad implícita.

Estos personajes funcionan como reflejos de identidades queer más allá de su expresión de género o sus vínculos románticos. Hoy es más común ver personajes abiertamente LGBTQ+ en el cine, las caricaturas, las telenovelas o las series, pero…
No es que ahora exista un fenómeno de “inclusión forzada”, es que probablemente no te diste cuenta de que ese personaje ya era queer
Dentro de la comunidad LGBTQ+ existe el término queer-coded, que se aplica cuando se insinúa que un personaje podría ser queer mediante diversas características. Desde elementos superficiales como su vestimenta, hasta aspectos más profundos como su manera de relacionarse afectivamente o expresarse emocionalmente. Estas señales sugieren una identidad queer, aunque nunca se expliciten del todo.
El queer coding no es algo nuevo. De hecho, surgió durante la época del Código Hays en los años 30, cuando la industria cinematográfica fue sometida a una fuerte censura. Esta serie de normas prohibía toda representación considerada “indecente”, lo que incluía cualquier expresión de género o sexualidad fuera de la norma. Sin embargo, cineastas, guionistas y productores encontraron formas sutiles de incluir personajes que desafiaban esa rigidez (aunque muchas veces no lo hicieran conscientemente).
No solo es nostalgia, es política cultural
Cada vez que recordamos a esos personajes queer-coded que marcaron nuestra infancia o adolescencia, no solo despertamos sensaciones de nostalgia, sino también rememoramos una etapa clave en la que comenzamos a abrazar partes de nuestra identidad que tal vez no estábamos listxs para aceptar por completo. Ver a esos personajes en pantalla, con sus gestos, su estética o su forma de desafiar las normas, nos hizo sentir vistxs, incluso cuando no teníamos aún las palabras para nombrarnos.
Más allá de lo emocional, esta reapropiación representa un acto político y social. Es una forma de resistir frente a la normatividad y de construir nuevas maneras de celebrar la existencia de las identidades queer.
Y tú, ¿quién consideras que fue tu ícono queer al crecer?




