Imágenes de Aguascalientes
Cementerio de Árboles (A propósito del Día Mundial del Árbol)
Cronista del municipio de Aguascalientes
En 1980 Carl Sagan escribió lo siguiente: “somos el producto de quince mil millones de años de evolución cósmica, la metamorfosis local de la materia en consciencia. Nuestra inteligencia nos ha dotado recientemente de poderes terribles. No está todavía claro que tengamos la sabiduría necesaria para evitar nuestra propia destrucción. Pero muchos de nosotros están luchando duro por conseguirlo. Confiamos que muy pronto, en la perspectiva del tiempo cósmico, habremos unificado pacíficamente nuestro planeta con una organización que respete la vida de todo ser vivo que lo habita, y que esté dispuesta a dar el siguiente gran paso, convertirse en parte de una sociedad galáctica de civilizaciones en comunicación.”
Me acordé del párrafo a la vista de los restos de estos 6 árboles cortados a ras del suelo (¿o fueron 8?)…
45 años en la perspectiva del tiempo cósmico -¿de veras existirá el tiempo?- no es nada, pero es obvio que no solo no se ha cumplido lo que soñaba Sagan, sino que cada vez las cosas se complican más. Por mi parte veo en esta imagen; en muchos otros hechos y actitudes, la senda de nuestra propia destrucción…
Hemos emprendido una guerra contra la naturaleza que tiene varios frentes, en la Tierra, en el aire, en el mar, los ríos, los lagos, y que asume formas aparentemente inocentes, e incluso deseables, como la creación de riqueza, la generación de empleos, el desarrollo, el progreso, la calidad de vida, etc. Pero el precio que estamos pagando es, simplemente, absurdo; carísimo, porque en el camino estamos dejando exhausta a la naturaleza, agotada, y quizá imposibilitada para recuperarse.
A final de cuentas todo lo rompemos, lo ensuciamos, lo degradamos, a cambio del beneficio económico. Convertimos el planeta en, como escribió el clásico, un “inmenso arsenal de mercancías”. Entonces la Tierra deja de ser el lugar que alberga la vida para convertirse en una mercancía susceptible de urbanizarse, cubrirse de concreto y venderse por metro cuadrado.
El motor de esta guerra; el impulso vital en este enfrentamiento es el modelo de desarrollo. En su naturaleza está la necesidad de engullirlo todo, la necesidad incontrolable; imparable de crecer. Construir más automóviles, más fraccionamientos, más plazas comerciales, más infraestructura, más todo, crecer, crecer…
Es el modelo de desarrollo el que impulsó el derribo de los árboles cuyos troncos mutilados se aprecian en la imagen, para que no obstruyan la entrada y la vista de los comercios que se construyen al lado…
Somos como las ratas del flautista de Hamelin, que marchamos alegremente hacia el voladero, animadas por la dulce música del progreso y el consumo. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).





