Diego Dreyfus se ha convertido en una figura prominente en el ámbito del desarrollo personal, especialmente enfocado en el público masculino. Es ampliamente conocido por ser el coach de vida de Javier “Chicharito” Hernández, máximo goleador de la selección mexicana y actual jugador de las Chivas. A lo largo de los años, Dreyfus ha construido una marca personal que combina motivación, controversia y una presencia tan significativa como polémica en redes sociales.
En su trayectoria, ha generado fuertes críticas por algunas de sus declaraciones. En 2022, durante una conversación con la cantante Ángela Aguilar, afirmó que consumir un raspado era “de pobres”. Recientemente, ha sido señalado como la “mente maestra” detrás de los comentarios machistas que ha hecho Javier Hernández en redes sociales, lo que ha intensificado el escrutinio en torno a sus ideas y su influencia.
Pero su figura no sólo ha causado controversia en redes. También ha estado en el centro de la polémica por obtener permisos para desmontar 21 hectáreas de selva en Quintana Roo con el fin de construir su proyecto “Casa D”. Este complejo incluye 11 cabañas, zonas de meditación y otros espacios destinados a la difusión de su filosofía. El desarrollo se ubica en el municipio de Solidaridad, a unos 22 kilómetros del centro de Playa del Carmen, y fue aprobado por la Secretaría de Medio Ambiente.
Uno de los aspectos más cuestionados del proyecto es el Programa de Rescate y Reubicación de Fauna Silvestre avalado por la Semarnat. Según el documento oficial, durante la preparación del terreno se emplearán métodos como golpear los árboles con palos, hacer ruidos fuertes para ahuyentar a los animales que habitan el área. Aunque las autoridades aseguran que estas acciones no implican violencia directa, activistas las han calificado como invasivas y sumamente estresantes para la fauna local.
Entre las especies que serán desplazadas se encuentran 13 tipos de reptiles, 36 especies de aves, incluyendo colibríes y cardenales, y 4 tipos de mamíferos, como roedores y venados cola blanca. Todos ellos deberán abandonar su hábitat para dar paso a un proyecto turístico que, paradójicamente, promueve la conexión armónica con la naturaleza.
Ante esto, activistas exigen una revisión más rigurosa del permiso ambiental y advierten sobre los posibles impactos a largo plazo en el ecosistema de la región.




