México vive un relevo generacional en su ataque, y en el centro de la conversación aparecen dos nombres que, aunque comparten nacionalidad y hambre de gol, representan épocas y estilos distintos: Raúl Jiménez y Santiago Giménez.
Jiménez, a sus 34 años, es el delantero mexicano más prolífico en la historia de la Premier League. Forjado en el Club América, triunfó en el Benfica y se convirtió en figura y goleador histórico del Wolverhampton, antes de llegar al Fulham. Con más de 190 goles en su carrera y más de 40 con la Selección Nacional, se ha ganado un lugar entre los grandes. Su estilo combina potencia física, juego aéreo y una frialdad quirúrgica desde el punto penal, donde ostenta un 95.2% de efectividad.
Giménez, con 24 años, representa el presente y el futuro. Surgido de Cruz Azul, rompió marcas en el Feyenoord y recientemente fichó por el AC Milan, donde ya se ha estrenado en Champions League. Con 65 goles en 105 partidos en los Países Bajos, su crecimiento ha sido meteórico. A diferencia de Jiménez, su juego es más dinámico y vertical, con movimientos que rompen defensas y una alta capacidad para definir en velocidad.
Ambos comparten un fuerte carácter competitivo y liderazgo, pero sus trayectorias reflejan caminos opuestos: Jiménez pasó años consolidándose en Europa antes de alcanzar la cima, mientras que Giménez ha irrumpido de forma explosiva en ligas y torneos de élite.
En la Selección, Jiménez es ya un referente histórico, tercer máximo goleador de todos los tiempos, mientras que Giménez, aunque aún construye su legado, ya dejó huella con el gol que dio la Copa Oro 2023.
Si algo los une, más allá de los números, es la sensación de que México tiene en sus manos a dos delanteros capaces de marcar época: uno que ha sabido mantenerse vigente tras más de una década en la élite, y otro que apenas comienza a escribir su historia.




