El 30 de julio de 2025, el INEGI dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) correspondiente a 2024. Este estudio ofrece una visión estadística detallada sobre cómo se generan, distribuyen y utilizan los ingresos de los hogares en México, así como el destino y la procedencia de dichos recursos.
Estos datos revelaron que tan solo el 4% del ingreso mensual de las familias mexicanas se destina a ropa y calzado, traduciéndose a una cifra de $635, representando un aumento de 0.3% en comparación al 2023. Cabe destacar que actualmente el salario mínimo en México es de $287.80 al día, por lo que un mexicano promedio tendría que destinar su ingreso a ahorrar alrededor de 3 días para costear ese gasto.
El promedio general de los ingresos promedio a nivel nacional ha tenido un aumento respecto al 2022. Sin embargo, esto no garantiza que haya habido un aumento real del bienestar. En promedio, los hogares mexicanos tuvieron un gasto corriente monetario de alrededor de $15,891 al mes. En el caso de los hogares más vulnerables, el gasto supera el ingreso, lo que obliga a las familias a endeudarse para cubrir necesidades básicas, comprometiendo su estabilidad financiera.
La proporción de los ingresos están destinados a diversos rubros como Alimentos y bebidas, Transporte y comunicaciones, Educación, Vivienda, Vestimenta, Limpieza y cuidados de la casa, Salud, Cuidados Personales, etc. Los rubros que más importancia tienen en el gasto de los hogares son Alimentos y bebidas (37.7%), Transporte y comunicaciones (19.5%) y Educación y esparcimiento (9.6%).
La relación entre el gasto en cada categoría y el ingreso corriente es un indicador esencial para comprender cómo las familias distribuyen sus recursos y priorizan ciertos aspectos de su bienestar. Si bien, el porcentaje que representa el gasto de vestimenta y calzado no forma parte de los componentes esenciales y fundamentales en el presupuesto general, sí se ha observado un aumento en su porcentaje y podría añadir presión financiera a los ingresos generales.
La realidad es que en México muy pocas personas tienen la oportunidad de destinar una gran parte de sus ingresos a la ropa y el calzado. Además, en muchas situaciones se considera que es un lujo gastar grandes cantidades en una sencilla prenda, más que considerarlo como una verdadera necesidad.
Estos datos revelan que a pesar de que exista un aumento de ingreso, no se logran revertir las desigualdades en el acceso a bienes, servicios y necesidades personales. Habría que repensar cómo nos atraviesa la moda, las tendencias y el diseño local al momento de comprar una prenda, y cuánto es de verdad el porcentaje que le deseamos destinar. Así como cuestionarnos qué opciones existen en México que puedan adaptarse a nuestros presupuestos y necesidades reales.




