- Fernando Alférez señaló que la Cámara legislativa ha perdido autonomía y capacidad de representación.
- Consideró que los diputados se han reducido a validar decisiones externas y partidistas.
- Advirtió que la desconexión con la ciudadanía condena al Legislativo a la irrelevancia.
Durante una conversación sobre la situación actual del Congreso del Estado, Fernando Alférez destacó que la figura del diputado local atraviesa por un proceso de deterioro institucional, al grado de considerar que en Aguascalientes se vive una “involución legislativa”.
El también analista político explicó que, a diferencia de otros momentos históricos, hoy el Poder Legislativo ha perdido autonomía y capacidad de representación, lo que se refleja en una desconexión entre los diputados y la ciudadanía. “Un Congreso debería ser la casa del debate, de la construcción de acuerdos y de la pluralidad; sin embargo, lo que observamos es un órgano que se ha reducido a validar decisiones externas”, subrayó.
En su análisis, Alférez recordó que en el pasado los congresos locales tenían un papel relevante en la configuración de políticas públicas y en la vigilancia del Poder Ejecutivo. Actualmente, consideró que las dinámicas internas, la disciplina partidista y el control de grupos políticos han limitado la función parlamentaria. “No se trata solamente de votar leyes, sino de abrir el Congreso a la sociedad y garantizar que las voces de los ciudadanos realmente sean escuchadas”, expuso.
Al referirse al origen de este fenómeno, señaló que la debilidad de los diputados locales comienza desde la forma en que son elegidos. La existencia de listas plurinominales y la subordinación a intereses partidistas, dijo, provoca que algunos legisladores lleguen al cargo sin tener contacto directo con la población que representan. “Esa distancia explica por qué la gente percibe al Congreso como un espacio ajeno, poco útil y lejano de sus necesidades cotidianas”, apuntó.
Para Alférez, la consecuencia más grave de esta situación es que los diputados han dejado de ser contrapeso real frente al Ejecutivo. Esto, en su opinión, afecta no solo la calidad de las leyes, sino también la confianza ciudadana en las instituciones. “Un Congreso debilitado genera un círculo vicioso: la gente deja de creer en él y, al mismo tiempo, los diputados se alejan aún más de la población”, advirtió.
En este sentido, insistió en que la tarea central del legislador local debe ser la construcción de consensos y la defensa de los intereses sociales por encima de cualquier grupo político. Recordó que los congresos tienen la facultad de revisar el presupuesto, vigilar el uso de los recursos y aprobar marcos normativos que impacten de manera directa en la vida de los ciudadanos.
Finalmente, Fernando Alférez hizo un llamado a repensar el papel del diputado local en Aguascalientes, a fin de rescatar su función histórica como representante del pueblo. “Si no logramos que el Congreso vuelva a ser un verdadero espacio de debate y de control democrático, estaremos condenando a la institución a una irrelevancia cada vez mayor”, concluyó.




