Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
Y Brahms… ¿qué culpa tiene?
No recuerdo exactamente qué músico de la OSA me dijo en alguna ocasión, cuando la Sinfónica tuvo el padecimiento, breve pero finalmente lo padeció, de tener en el podio a García Santín, que de director tiene lo que yo de físico nucleas, o sea, ni idea, aquel músico me dio: “si Santín insiste en dirigirnos, corre el riesgo de que le hagamos caso”. No pude evitar recordar aquel comentario sarcástico de un integrante de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes al estar escuchando el segundo concierto de esta brevísima tercera temporada de nuestra máxima entidad musical el pasado viernes 22 de agosto en el Teatro Aguascalientes con la maestra Edith Mora Hernández, directora huésped, trabajando con un programa muy demandante, el concierto inició con la Obertura Carnaval de Antonin Dvorak, continuamos con las Variaciones Rococó de Tchaikovsky, y después del intermedio, la Sinfonía No.3 en fa mayor, Op.90 de Johannes Brahms, es decir, la Sinfónica tocó, tocaron solos, se hizo puntual y exacta lectura de la música que tenían en su atril, pero fue eso, una lectura, no se hizo un verdadera interpretación, y si el concierto salió bien librado, es por la habilidad, calidad y solvencia de los maestros que integran nuestra sinfónica.
Voy a intentar explicarme, sé que la maestra Edith Mora Hernández, originaria de Aguascalientes, es una intérprete dedicada, comprometida con la música y apasionada con su trabajo, tengo entendido que inició sus estudios musicales con el violín y después se cambió al piano, y sin duda es muy buena en su instrumento, también estoy enterado que ha trabajado dirigiendo coros, pero la dirección orquestal es otra cosa. Yo entiendo a la música en un paralelismo con la medicina, así como en esta rama de la ciencia hay varias especialidades, ya sabes, pediatras, oncólogos, cardiólogos, hematólogos, internistas, en fin, así mismo en la música hay una gran variedad de especialidades, además del dominio de un instrumento, es decir, hay quienes trabajan en la composición, orquestación, como arreglistas, en la improvisación, la docencia musical, y por supuesto, la dirección orquestal que es como otra carrera, es decir, una especialización aparte dentro de las diferentes posibilidades que ofrece el estudio de la música, y tú sabes, la música es muy celosa y exige todo de quien se acerca a ella.
En realidad, no sé si este programa lo eligió ella, o simplemente le tocó, como sea, el repertorio que le tocó para este segundo concierto es de latos niveles de exigencia, probablemente debió elegir alguna otra cosa, no quiero decir que más fácil, simplemente menos exigente, algo del galante y delicioso clasicismo vienés, alguna serenata o un divertimento de Mozart, pero enfrentarse a este repertorio del romanticismo con toda la carga emocional que esto representa es para directores con una carrera sólida y con mucha más experiencia, de hecho no sé si podamos hablar de carrera en la dirección orquestal de la maestra Edith Mora, no sé cuántas veces habrá dirigido una orquesta profesional.
La Obertura Carnaval de Dvorak es una obra breve y digamos que se toca sola, la orquesta la tiene perfectamente lista y pueden tocarla sin tener contacto visual con quien los dirige, en el caso de las Variaciones sobre in tema Rococó, Op. 33 para violoncello y orquesta de Tchaikovsky contamos con la participación de la maestra Nancy Olivares en el instrumento solista, que hizo un buen trabajo y por lo que vimos, los músicos se dedicaron a seguirla prescindiendo de la batuta, pero la Sinfonía No.3 de Brahms es otra cosa, la presencia del director es determinante para lograr al final el resultado esperado, y lo cierto es que el trabajo de la maestra Mora Hernández estuvo muy lejos de las exigencias de la sinfonía de Brahms, me pareció una interpretación pálida, descolorida, fría y sin convicción, deslucida, careció de profundidad, la impresión que tuve cuando terminó la obra de Brahms, fue que la dirección se había hecho con inteligencia artificial, le faltaron argumentos para convencer a los músicos y que ellos le compraran la idea, pero como suele suceder en estos casos, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, gracias a su nivel y a su solvencia, tuvo la capacidad de sacar este segundo concierto adelante, al menos cumplir dignamente con las obras que estaban en los atriles. Recuerdo una frase que se atribuye al genio de Bonn, Ludwig van Beethoven que dice, palabras más, palabras menos: “puedes tocar mal una nota, no pasa nada, pero tocar sin pasión es imperdonable”, y creo que esto fue lo que hizo la maestra Edith Mora, le faltó emoción y espontaneidad, pero creo que ella sabrá tomar esto como experiencia con el fin de mejorar en su trabajo si desea hacerse una carrera como directora.
Para mañana viernes 29 de agosto, se realiza el tercer y último de una temporada inexplicablemente corta, nunca había visto yo una temporada de sólo tres conciertos, evidentemente la OSA seguirá trabajando con otros compromisos pero formalmente, la tercera temporada termina mañana viernes con un concierto que será dirigido por la maestra Gabriela Díaz Alatriste, ella ya ha dirigido anteriormente nuestra Sinfónica, mañana tiene un programa muy atractivo iniciando con el Concierto para Violín y Orquesta en re mayor, Op.61 de Ludwig van Beethoven con la participación del maestro Román Revueltas oficiando como solista, en la segunda parte del concierto tendremos dos obras húngaras, primero las Danzas de Galanta de Zoltan Kodaly y finalmente la Danza Húngara No,2 de Liszt, como ya lo comenté, la dirección estará a cargo de la maestra Gabriela Díaz Alatriste. El concierto es mañana viernes a las 20:30 horas en el Teatro Aguascalientes, ahí nos vemos si Dios no dispone lo contrario.




