Marcos Ignacio “Nacho” Ambriz Espinoza, nacido en la Ciudad de México, es uno de los hombres más identificados con el Necaxa. Tanto como jugador como director técnico, su vínculo con el club lo convirtió en un símbolo de la institución.
Jugador clave en dos dinastías rayadas
Ambriz debutó como futbolista profesional con Necaxa en 1983. Tras pasar por otros equipos como León, Atlante y Celaya, regresó a los Rayos en 1989 y se consolidó durante siete temporadas (1989–1996). En ese lapso fue parte fundamental del histórico Necaxa que conquistó los campeonatos de Liga MX en 1994–95 y 1995–96. Posteriormente, regresó al club una vez más entre 1999 y 2001, redondeando así tres etapas como local indiscutible en el equipo.
Técnico que regresó para escribir capítulos decisivos
Su vínculo con el club continuó una vez retirado. En mayo de 2017, Necaxa lo presentó como su director técnico, en una etapa cargada de toda la mística del club al mando de un ídolo. Bajo su dirección, el equipo se coronó campeón de la Copa MX en abril de 2018, al vencer al Toluca, marcando así un título significativo en su historial reciente. Sin embargo, no pudo clasificar al equipo a la liguilla ese año, lo que derivó en su salida en mayo de 2018.
Un legado que une dos épocas doradas
Ignacio Ambriz personifica la historia moderna del Necaxa: como jugador, parte fundamental de la generación dorada con trofeos de Liga; como técnico, artífice de una conquista copera que impulsó el proyecto del club en el futbol mexicano contemporáneo. Su trayectoria lo convierte en una figura imprescindible para entender la identidad rayada.




