Carlos Hermosillo, apodado “El Grandote de Cerro Azul”, es uno de los delanteros más letales del fútbol mexicano. Aunque comenzó su carrera en el América, fue en Cruz Azul, de 1991 a 1998, donde se consolidó como símbolo de gol e ídolo de la afición celeste.
Visita polémica, triunfo goleador
Su arribo al conjunto celeste estuvo rodeado de controversia por su pasado americanista. Sin embargo, Hermosillo respondió con creces: se convirtió en el principal goleador del equipo durante tres campañas consecutivas, registrando 27 goles en 1993–94, 35 en 1994–95 y 26 en 1995–96. Muchos lo consideran el jugador más emblemático de esa época en el club.
El rey del Invierno 1997
La definición en la final del Invierno 1997 ante León fue uno de sus momentos más memorables. A pesar de haber ingresado con dos costillas rotas y vistiendo un chaleco protector, recibió una patada que originó un penal. Él mismo lo cobró y, aplicando el formato del “gol de oro”, selló el octavo título de Liga para Cruz Azul.
Legado goleador y dominancia histórica
Durante sus 239 partidos con los celestes, anotó 168 goles, lo que lo coloca aún entre los máximos anotadores en la historia de Cruz Azul. Su liderazgo y contundencia definitoria lo convirtieron en una figura inalienable del club.
Más allá del club: capítulos finales
Después de brillar con Cruz Azul, Hermosillo tuvo breves etapas en otros clubes: ayudó al Necaxa a conquistar el campeonato de liga en Invierno 1998 con una asistencia decisiva, pasó por el Galaxy en la MLS, regresó al América en 2000 como refuerzo para la Copa Libertadores, y cerró su carrera con Atlante y Chivas en 2001.
Resumen de impacto
| Logro | Detalle |
|---|---|
| Club emblemático | Cruz Azul (1991–1998) |
| Goles | 168 en 239 partidos |
| Títulos destacados | Liga MX Invierno 1997 (definido por gol de oro) |
| Legado | Máximo referente goleador de Cruz Azul en la década de los 90 |
Carlos Hermosillo encarna la esencia del goleador auténtico: potente, decisivo y fiel, incluso en medio de rivalidades. Su legado en Cruz Azul trasciende números; es historia viva del club, un símbolo de entrega y determinación en los momentos más grandes.
