Cierra los ojos y visualiza a un portero que no solo atajaba balones, sino que paraba el tiempo entero con sus manos de acero y su carisma de ídolo eterno. Oswaldo Sánchez Ibarra, nacido el 2 de septiembre de 1977 en Guadalajara, Jalisco, no es solo el “Santo” de Torreón o el capitán legendario de Chivas; es el alma indomable del fútbol mexicano, un tapatío de 1.90 metros que elevó el arco azteca a niveles épicos. Desde su debut en las juveniles hasta su retiro como leyenda, este guardameta ha sido un baluarte de garra y precisión, defendiendo no solo porterías, sino el orgullo nacional en Mundiales y liguillas.
Los inicios de un portero con instinto felino
Oswaldo no nació con guantes puestos, pero el fútbol lo reclamó desde chiquito en las calles de Guadalajara. A los 16 años, en 1993, debutó en Primera División con el Atlas FC, los Rojinegros que lo moldearon como un felino listo para rugir. El 30 de octubre de ese año, bajo la batuta de Marcelo Bielsa; sí, el mismo Loco que luego conquistaría Europa, entró como suplente en un empate 1-1 contra Veracruz. En tres temporadas (1993-1996), jugó 81 partidos, encajó lo justo y hasta marcó un gol de penal, mostrando esa versatilidad que lo definiría. No levantó títulos, pero Atlas fue su escuela: aprendió a leer el juego, a mandar en el área y a ser el último bastión en una defensa tapatía que lo vio como promesa. Como mexicano puro, Oswaldo representaba el orgullo de la cantera local, un chavo de Jalisco que soñaba con el Tri mientras atajaba en el Estadio Jalisco.
El salto a América
En 1996, Oswaldo fichó por el Club América para el Torneo Invierno, debutando el 11 de agosto en una derrota 0-1 ante Santos. En tres años (1996-1999), disputó 76 partidos de liga y 16 internacionales, consolidándose como titular pese a la presión del Azteca. Recibió su primera roja el 17 de abril de 1999 en una goleada 4-0 contra Cruz Azul, pero su temple lo mantuvo firme. No ganó trofeos, pero forjó carácter en un equipo de estrellas, defendiendo el arco azulcrema con uñas y dientes. Paralelamente, su carrera en la Selección Mexicana despegaba: debutó con la Sub-20 en el Mundial de Australia 1993 (4 partidos, cuartos de final), ganó plata en Panamericanos 1995 con Sub-23 y debutó en absoluta el 8 de junio de 1996 contra Bolivia (1-0). Como mexicano, Oswaldo era el símbolo de la renovación tricolor, un portero que atajaba no solo tiros, sino dudas sobre el talento azteca en el exterior.
La época dorada en Chivas
En 1999, Oswaldo se unió al Club Deportivo Guadalajara (Chivas) para el Invierno, debutando el 15 de agosto en una victoria 2-0 sobre Morelia. Aquí brilló como nunca; de 1999 a 2006, jugó 272 partidos de liga, 15 de copa y 37 internacionales, totalizando 324 encuentros. Como capitán, lideró al Rebaño a liguillas inolvidables, incluyendo el subcampeonato del Clausura 2004 (perdió en penales ante Pumas) y la gloria máxima: el Campeón del Apertura 2006, venciendo 3-2 global a Toluca. Pero lo inolvidable: en la Copa Merconorte 2000, cabeceó un gol al minuto 91 contra El Nacional de Ecuador (3-3), ¡un portero goleador! Intentó Europa en 2006 (Santos de Brasil y Getafe), pero eligió quedarse en México, priorizando su legado local. En Chivas, Oswaldo encarnó el espíritu mexicano, garra rojiblanca, defensa de la cantera y orgullo tapatío que elevó el fútbol azteca en una era de extranjeros.
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El reinado en Santos Laguna
En 2007, Oswaldo llegó al Santos Laguna para el Clausura, debutando el 20 de enero en una derrota ante Monterrey. De 2007 a 2014, se convirtió en el “Santo”: 296 partidos de liga, 40 internacionales y un gol más. Ganó dos ligas: Clausura 2008 (3-2 vs Cruz Azul) y Clausura 2012 (3-2 vs Monterrey), más la Copa México Apertura 2014 (penales vs Puebla). Subcampeón en Bicentenario 2010, Apertura 2010, Apertura 2011, y dos Concachampions (2012 y 2013, ambas vs Monterrey). En 2014, rompió récords: portero con más penales atajados (25 en total) y más partidos en Primera (700, superando a Benjamín Galindo). Se retiró el 19 de diciembre de 2014 en el TSM Corona, con 725 partidos de liga, 34 de copa y 81 internacionales, 840 en total como profesional. En Santos fue el pilar de un equipo lagunero que exportó orgullo azteca, defendiendo con fe y atajando sueños rivales.
El legado en la Selección Mexicana
Oswaldo acumuló 98 capítulos con el Tri (39 amistosos, 26 eliminatorias, 9 Copa Oro, 10 Confederaciones, 8 Copa América, 4 Mundiales, 2 Copa USA), debutando en 1996 y cerrando en 2009. En juveniles: Mundial Sub-20 1993 y plata Panamericana 1995. En absoluta, ganó Copa Oro 1996 (suplente) y 2003 (5 partidos, MVP como mejor portero). Subcampeón en Copa Oro 2007. En Mundiales: Francia 98 y Corea-Japón 2002 como suplente (0 PJ), pero titular indiscutible en Alemania 2006 (4 partidos, octavos vs Argentina). Participó en Copa Confederaciones 1999 y 2005, y Copa América 2007.
Atajadas icónicas como en el 2-1 vs Irán en 2006, simbolizando la garra tricolor en escenarios globales. Su liderazgo elevó el estándar de porteros aztecas, inspirando a Ochoa y compañía.
De portero a ícono mediático
Retirado en 2014, Oswaldo no se alejó del balón; lo narró. Desde 2015, es analista en TUDN, cubriendo Liga MX, Tri y Mundiales con su voz ronca y opiniones picantes. En 2023, lanzó su podcast “El Santo Habla”, desmenuzando anécdotas de su carrera y criticando el presente del fútbol mexicano. Hasta septiembre 2025, sigue activo en medios: comentando la Copa Oro 2025 (donde elogió a Malagón como “heredero mío”) y el camino al Mundial 2026.
Oswaldo Sánchez no es solo atajadas; es el latido eterno del fútbol mexicano. De las juveniles tapatías a los micrófonos globales, este Santo ha defendido sueños con manos y palabras.




