-Mientras surgen más promesas por alcanzar un estilo de vida elevado, el negocio del “turismo sexual” se alimenta de la desigualdad estructural, la vulnerabilidad económica y la falta de oportunidades que enfrentan las mujeres en América Latina. Este fenómeno no es solo una consecuencia de la pobreza, sino también de los discursos que hemos normalizado: el sueño de ser “rescatadas”, los chistes sobre “conseguir un gringo”, y la idea de que el amor extranjero es una vía de ascenso social.
¿A qué se le conoce como turismo sexual?
De acuerdo a datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en 2017, se declaró que cada año se realizan 600 millones de viajes turísticos internacionales. De ellos, un 20% estuvieron relacionados al turismo sexual. Este tipo de explotación está estrechamente vinculado con la trata de personas, particularmente con fines de explotación sexual, y afecta principalmente a mujeres, niñas y adolescentes.
Según #EsoEsCuento, una campaña contra la trata de personas, destaca que más del 90% de las víctimas son mujeres entre los 14 y 35 años. De ellas, el 70% de víctimas han sido objeto de falsas ofertas laborales, desde academias de modelaje hasta programas de estudio. En su mayoría, muchas de ellas viajan a países de Asia, Europa, Centro y Sudamérica, en donde son sometidas a encierro, esclavitud sexual, laboral y hasta matrimonio servil.
Muchas de estas víctimas son migrantes que huyen de la violencia, la inestabilidad política, las escasas oportunidades económicas o hasta catástrofes naturales, por lo que muchas de ellas caen en falsas promesas, engaños y explotación a cambio de ser “rescatadas” o simplemente poder salir de sus situaciones actuales. Sin embargo, países de América Latina y el Caribe se ven beneficiados por este tipo de prácticas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) resaltó que la explotación de alrededor de 1.8 millones de personas genera ganancias de 12.000 millones de dólares, de los que casi el 90% provienen de la explotación sexual.
Combatir esta forma de explotación no depende únicamente de leyes, campañas o políticas públicas, también requiere transformar las narrativas que sostenemos. Mientras sigamos normalizando fantasías como “encontrar a un gringo que te saque del país” o continuemos idealizando el amor extranjero como una vía de escape sin cuestionar qué representa, vamos a continuar perpetuando el mismo sistema que permite estas violencias. La explotación no comienza con el abuso explícito, sino mucho antes: en todo aquello que damos por hecho y no cuestionamos.
¿Qué medidas se han implementado para contrarrestar esta problemática?
Existen muchas causas que motivan el turismo sexual, y aunque la respuesta sigue siendo limitada frente a la magnitud del problema, existen algunas iniciativas importantes en algunas regiones de América Latina:
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- En México, la Secretaría de Turismo firmó un Código de Conducta para la Protección de Niñas, Niños y Adolescentes en el sector turismo con el objetivo de prevenir la explotación sexual infantil en destinos turísticos.
- Algunos medios de turismo y actores locales han empezado a adoptar políticas de prevención, como talleres de sensibilización para prestadores de servicios turísticos. Por ejemplo, en Cozumel se impartieron talleres para detectar situaciones de riesgo con apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
- En la Ciudad de México se presentó recientemente una Agenda Integral para personas sobrevivientes de trata, que propone acciones en justicia, reparación del daño y restitución de derechos.
- Track4Tip, un proyecto de la UNODC, está uniendo a 8 países de América Latina para luchar contra este delito, lo que ha dado lugar a unas 90 investigaciones penales y a la identificación de más de 600 víctimas de trata. El proyecto ha dotado a más de 2500 especialistas de las herramientas necesarias para identificar casos de trata, emplear técnicas de investigación especializadas, utilizar técnicas forenses y mejorar las operaciones de inteligencia.
- En Colombia, se creó la campaña #EsoEsCuento apoyada por la UNICEF que tiene como objetivo divulgar información en materia de prevención al fenómeno de trata de personas y se dirige a quienes pueden estar en situación de vulnerabilidad o a quienes conocen a alguien que pueda estar en riesgo. Cuenta con una línea directa para denunciar casos de trata de personas.




