- En México, la edad más propensa para desarrollar la enfermedad oscila entre los 42 y 43 años
- La actividad física puede reducir entre un 20 y 30 por ciento el riesgo de padecer cáncer de mama
- El sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad son factores que aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad
En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, la actividad física cobra relevancia como una medida clave para prevenir esta enfermedad y fomentar estilos de vida saludables.
Uno de los principales factores de riesgo es el sedentarismo, asociado al sobrepeso y la obesidad, presentes en más del 70 por ciento de las mujeres diagnosticadas. En México, la edad promedio de aparición del cáncer de mama se ubica entre los 42 y 43 años, una década antes que en los países desarrollados.
De acuerdo con el especialista del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), Néstor Jaime Solís Flores, más del 60 por ciento de los casos son hormonales. La actividad física ayuda a reducir la grasa corporal, que genera un estado inflamatorio crónico propicio para el desarrollo del cáncer. “Lo ideal es realizar ejercicio con una frecuencia moderada de al menos 30 minutos al día, adaptado a cada persona y etapa de vida”, recomienda el experto.
Practicar ejercicio de manera constante puede disminuir entre un 20 y 30 por ciento el riesgo de padecer cáncer de mama, además de mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan la enfermedad. El ejercicio contribuye a controlar el peso corporal, equilibrar las hormonas y reducir la inflamación.
Para obtener beneficios preventivos y de bienestar integral, se recomienda realizar:
- Ejercicio aeróbico, como caminar, bailar o andar en bicicleta.
- Ejercicio de fuerza, mediante pesas o bandas de resistencia.
- Ejercicios de flexibilidad, que favorecen la movilidad y reducen el estrés físico.
Además de su efecto preventivo, la actividad física complementa los tratamientos oncológicos al mejorar los resultados, fortalecer la independencia y elevar el bienestar emocional de las pacientes. Las mujeres que incorporan el ejercicio durante su recuperación experimentan mayor energía, autonomía y calidad de vida, siempre bajo supervisión médica.
Promover la activación física es esencial para mejorar la salud física, mental y emocional de la población. Moverse, caminar, bailar o realizar cualquier actividad no solo es cuestión de hábito, sino también de autocuidado. Con al menos 30 minutos al día, cinco veces por semana, cada movimiento se convierte en un acto de prevención y bienestar.




