Hablar de Adrián Fernández es hablar de una leyenda viviente del automovilismo mexicano. Un nombre que marcó un antes y un después en la historia del deporte motor nacional, abriendo caminos donde antes no los había y demostrando que el talento mexicano podía competir y brillar en los escenarios más exigentes del mundo. Desde sus humildes inicios en el kartismo hasta sus podios internacionales y su incursión como dueño de equipo, Fernández encarna la pasión, la disciplina y el orgullo de representar a México en las pistas más emblemáticas del planeta.
El sueño que comenzó en el kartismo
Nacido el 20 de abril de 1963 en la Ciudad de México, Adrián Fernández se enamoró de la velocidad desde pequeño. Su trayectoria comenzó en el kartismo a finales de los años 70, donde rápidamente destacó por su habilidad y reflejos. Su talento lo llevó a competir en categorías nacionales e internacionales, y para mediados de los 80 ya era considerado una de las promesas más serias del automovilismo mexicano.
Su salto a las categorías mayores ocurrió en 1987, cuando debutó en la Formula Ford Británica, un paso clave para los pilotos que aspiraban a llegar a la élite. Aunque los recursos eran limitados, su tenacidad le abrió puertas en Europa y, más tarde, en Estados Unidos, donde consolidaría su carrera profesional.
Su llegada a la CART
Fernández debutó en la CART IndyCar World Series en 1993, categoría que en ese entonces era una de las más prestigiosas del mundo, a la par de la Fórmula 1. A bordo de equipos como Galles Racing, Tasman Motorsports y posteriormente Patrick Racing, el mexicano se ganó el respeto del paddock gracias a su consistencia, su talento y su inteligencia al volante.
Su mejor temporada llegó en el año 2000, cuando logró el subcampeonato de la Serie CART, quedando sólo detrás del estadounidense, Gil de Ferran. Aquella campaña fue la consolidación de su legado: obtuvo dos victorias, múltiples podios y se convirtió en uno de los pilotos más competitivos de la parrilla. Su desempeño inspiró a toda una generación de jóvenes pilotos mexicanos, abriendo las puertas para nombres como Michel Jourdain Jr., Mario Domínguez o Roberto González.
El nacimiento de Fernández Racing
En 2001, Fernández decidió dar un paso más allá y fundó su propio equipo: Fernández Racing. Lo que comenzó como un sueño se convirtió en un proyecto sólido que participó en la CART, la IndyCar Series, la Champ Car y posteriormente en la American Le Mans Series (ALMS).
Además de ser piloto, Adrián asumió el papel de propietario y director, una combinación poco común que demostró su visión y compromiso con el desarrollo del automovilismo mexicano. Con su equipo, no solo compitió de manera destacada, sino que también impulsó el talento joven, dándole oportunidad a pilotos emergentes de México y Latinoamérica.
Le Mans y un nuevo reto
Tras dejar la competencia a tiempo completo en monoplazas, Fernández encontró un nuevo desafío en el automovilismo de resistencia, específicamente en la American Le Mans Series. Su capacidad de adaptación volvió a brillar y, junto al Aston Martin Racing, logró resultados sobresalientes.
El punto culminante de esta etapa llegó en 2012, cuando consiguió un tercer lugar en las 24 Horas de Le Mans, una de las competencias más icónicas y exigentes del mundo. Este logro no solo reforzó su estatus como uno de los pilotos mexicanos más exitosos de todos los tiempos, sino que también lo posicionó como un referente internacional por su versatilidad y talento.
Después, en la F1 Adrián fue representante de Sergio Pérez, ayudándolo a ingresar a McLaren en 2013, donde la relación entre ambos no fue del todo la mejor.
Una trayectoria de respeto y orgullo nacional
A lo largo de su carrera, Adrián Fernández acumuló 11 victorias en la CART/Champ Car, múltiples podios en diferentes categorías y el reconocimiento de fanáticos, rivales y expertos del automovilismo mundial. Fue un embajador de México en cada circuito, ondeando con orgullo la bandera tricolor en escenarios como Long Beach, Toronto, Motegi o Le Mans.
Además, su legado va más allá de los trofeos. Fue uno de los impulsores más fuertes del automovilismo en México, participando en proyectos para fortalecer la presencia de pilotos nacionales en el extranjero y para fomentar el desarrollo de talento joven.
Liderazgo, legado y pasión por México
Aunque hoy ya no compite activamente, Adrián Fernández continúa ligado al deporte motor como empresario, mentor y figura de referencia. Ha colaborado con diferentes proyectos deportivos, comerciales y sociales relacionados con el automovilismo, siempre buscando devolverle al deporte lo que éste le dio.
Su nombre está grabado en la historia del automovilismo mexicano junto a figuras como Pedro Rodríguez, Ricardo Rodríguez y Sergio Pérez, formando parte de una élite de pilotos que han llevado el nombre de México a los más altos niveles del automovilismo internacional.
El legado eterno de Adrián Fernández
El legado de Adrián Fernández trasciende las estadísticas. Es el símbolo del esfuerzo, la perseverancia y el orgullo nacional. Su historia demuestra que el talento mexicano puede competir de tú a tú con los mejores del mundo cuando se combina con trabajo, visión y amor por lo que se hace.
Su paso por la CART, su papel como dueño de equipo, su éxito en Le Mans y su constante búsqueda por elevar el nombre de México en las pistas lo convierten en un pilar fundamental del deporte motor nacional. En cada curva que trazó y en cada victoria que consiguió, Adrián Fernández dejó grabado un mensaje eterno: los sueños sí se alcanzan cuando se corre con el corazón.




