Nacido el 20 de julio de 1989 en la capital del país, Javier Cortés Granados se ha forjado una carrera notable como mediocampista ofensivo en el fútbol mexicano, destacando por su creatividad, velocidad y momentos decisivos en clubes como Pumas UNAM y Santos Laguna, además de sumar un hito olímpico para México.
Inicios y consolidación en Pumas
Cortés comenzó su trayectoria en las fuerzas básicas de Pumas UNAM, haciendo debut en el primer equipo el 24 de agosto de 2008 en un partido ante Pachuca. Durante sus años con el club universitario se convirtió en un jugador de confianza, participando activamente en Liga MX, copa nacional y competiciones internacionales. Con Pumas, ganó el torneo Clausura 2011, destacando además por anotar el gol decisivo en la final del campeonato que le dio el título al equipo.
Oro olímpico y paso por la selección mexicana
El momento más alto de Cortés con la camiseta nacional llegó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde formó parte del equipo mexicano sub-23 que conquistó la medalla de oro en fútbol tras vencer a Brasil en la final. Fue una gesta histórica para el tricolor y para Cortés, quien demostró tener temple y capacidad para rendir en el escenario más exigente.
Además de esa consagración, participó en categorías inferiores (Sub-20 y Sub-23) y sumó apariciones con la selección mayor de México.
Movimientos posteriores y experiencia profesional
En junio de 2017, Cortés fue transferido al Santos Laguna en una operación definitiva, donde continuó su carrera en Liga MX aportando experiencia y oficio. Más adelante, en 2019-2020, registró un breve paso por el Atlético de San Luis, completando una trayectoria que abarcó más de una década en el máximo circuito mexicano.
Estilo de juego y legado
Como mediocampista ofensivo, Javier Cortés destacó por su movilidad, capacidad para romper líneas, buen disparo de media distancia y habilidad para asociarse con los atacantes. Aunque no fue un goleador prolífico, sí aportó en momentos clave, como el gol de título con Pumas o su participación decisiva en los Juegos Olímpicos.
Su paso por el fútbol mexicano, su éxito juvenil con Selección Olímpica y su permanencia en el medio profesional lo sitúan como un referente de generación: un jugador que fue más allá de la promesa y vivió los momentos de gloria deportiva.




