Ambientalistas
Al Marco del 11 Festival de las Aves en Aguascalientes: “Aves migratorias: reflejos en el arte y la poesía”
Una mañana, Emilio tendió un puente
de migas de pan
y pedazos de infancia,
rescatando a una golondrina que olvidó el sur.
Ma Josefina Jiménez Fuentes
Aguascalientes es más que un punto en el mapa: es un refugio, un descanso y un hogar temporal para miles de aves que, guiadas por un instinto milenario, pasan por nuestros cielos en sus viajes migratorios. Son viajeras que conectan ecosistemas, culturas y continentes, y que hoy, a través del arte, queremos celebrar y comprender.
Como bien escribió Bonifacio Barba:
Llegó de no sé dónde esta ave liviana/ pues sus hogares son estacionales,/con su cuerpo blancoscuro y laborioso/y sus típicos mensajes terrenales.
Esas aves, que pasan sin entender de fronteras y que dejan una huella de belleza y equilibrio, son las mismas que inspiraron a 87 artistas plásticos y poetas, que el día 6 de octubre del 2025 expusieron su obra en la Terraza y Salón Borregos, en el ITESM, campus Aguascalientes. Ellos, con sus colores y sus palabras, capturaron el instante de un aleteo, la mirada de un ave residente, o, tal vez, la geometría perfecta de un nido; como un eterno retorno, tal como Javier Acosta expresa:
Me dijo el pájaro: todo es viajar y desviajar, al mismo tiempo.
Y en ese viaje, las aves son mensajeras del aire, símbolos de una libertad que anhelamos y de una naturaleza que debemos preservar; como lo vemos en estos versos de Patricia Ortiz:
No regresa nunca el ave que se va /su vuelo es heroico /su destino vago.
Hoy abrí las alas un poco más temprano, nos comparte Angélica Martínez Coronel, recordándonos que cada amanecer es una oportunidad para alzar el vuelo, para comenzar de nuevo.
Y en ese despertar, Mariana Torres nos invita con su colibrí:
Torna de vuelta
colibrí purpurino
plumaje y fiesta.
Mientras, Yolanda Ornelas nos muestra la paciencia y la quietud de quienes observan:
Bajo arbustos dispersos se agrupan las huestes,
no buscan el canto, sino las marchas pacientes.
Moisés Ortega, por su parte, nos confronta con el deseo de transformación y la fragilidad de lo salvaje:
Yo todavía quiero convertirme en un pájaro,
¿te has fijado que siempre están a punto de huir?
Guadalupe Soto Montoya dialoga con la tradición literaria y la esperanza:
Poe habla con El Cuervo: ¿Hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
Galaad es un lugar.
Thercy Arvizy, con aguda sencillez, nos devuelve a lo esencial:
Pienso:
si hay pájaros,
todavía somos humanos…
Benjamin Valdivia celebra el descubrimiento y la maravilla:
Con todo el orgullo de una hazaña,
un ave reciente ha descubierto
este paraje con un lago angelical.
Arlette Luévano nos dibuja el paisaje desde otra perspectiva:
Yo vi la línea
y sus orlas
el hilo roto del horizonte.
Claudia Alonso nos recuerda que el canto es movimiento y ritmo:
De su garganta nacen
ritmos caóticos
que seducen a un baile.
Mario Cruz Palomino pinta el amanecer con musicalidad y oficio:
Saluda el amanecer
desde su nido de lodo,
afinando su garganta
en un pentagrama de oro.
Y finalmente, Vicente de Aguinaga nos habla del tránsito y la levedad: No anida ni se ayunta. Está de paso.
Esta exposición contó con el apoyo del ITESM Campus Aguascalientes y su rector, Roberto Soto Soto, quienes se sumaron a este proyecto con compromiso. También participaron Ramsés Cuevas Salazar, director de Prepa Tec Aguascalientes; Elio Ramos, director de Liderazgo y Formación Estudiantil; y Fernanda Escareño, directora de Arte y Cultura. La museografía estuvo a cargo de la maestra Nelly Angélica de Loera, cuya creatividad y entusiasmo dirigieron el montaje con un enfoque excepcional, cuidando cada detalle para dar forma a la exposición. Colaboraron también cada una de las personas que participaron en el montaje de esta muestra, así como la maestra Sandra Castillo, por su constante apoyo y acompañamiento en cada etapa del proceso.
Guadalupe Castorena aportó su visión y entrega inquebrantable a lo largo de once ediciones del Festival de Aves, consolidándolo como un referente en la comunidad. Cada uno de los artistas participantes ofreció obras que invitan a reflexionar, a mirar con otros ojos y a valorar estos espacios que compartimos con las aves y entre nosotros.
Esta muestra no fue solo una exhibición; fue una invitación a voltear hacia arriba, a escuchar el canto entre el ruido de la ciudad, a reconocer que las aves no son ajenas a nosotros. Compartimos el mismo territorio, el mismo aire, el mismo futuro.
Cierro con estos versos de Beatriz Córdova Casillas:
Va la nave migratoria hacia el final del viaje
Perturbando
un viento preñado de aleteos.




