Gustavo Nápoles Monteón, mejor conocido como “El Gusano” Nápoles, nació el 11 de mayo de 1973 en San Nicolás de los Garza, Nuevo León. Su nombre está escrito con letras doradas en la historia del fútbol mexicano, especialmente en la del Club Deportivo Guadalajara, gracias a una actuación memorable que lo convirtió en leyenda del Rebaño Sagrado.
Inicios y primeros pasos en el profesionalismo
Nápoles debutó en la Primera División de México el 16 de noviembre de 1991 con los Tigres de la UANL, enfrentando al Santos Laguna. Con apenas 18 años, ya mostraba su velocidad, picardía y habilidad para moverse entre líneas, rasgos que más adelante definirían su estilo. En aquel entonces, pocos imaginaban que aquel joven delantero regio se transformaría en uno de los nombres más recordados por la afición rojiblanca.
Su etapa con Tigres fue el inicio de un recorrido que lo llevaría por varios equipos del fútbol mexicano, buscando consolidarse como atacante. Sin embargo, sería unos años más tarde, en el Club Deportivo Guadalajara, donde su carrera alcanzaría la cima.
La consagración con el Rebaño Sagrado
En 1995, Gustavo Nápoles fue fichado por las Chivas. Bajo la dirección de Ricardo Ferretti primero, y posteriormente de Ricardo “Tuca” y Alberto Guerra, encontró el ambiente ideal para explotar su potencial. Su garra, inteligencia en el área y capacidad para aparecer en momentos clave lo convirtieron rápidamente en uno de los consentidos de la afición.
Durante el Torneo Verano 1997, Nápoles vivió su mejor momento. En la fase regular anotó 9 goles en 17 partidos, consolidándose como pieza fundamental del ataque tapatío. Pero su consagración definitiva llegó en la gran final frente a Toros Neza, el 1 de junio de 1997, en el Estadio Jalisco.
Aquella tarde, las Chivas ofrecieron una de las exhibiciones más recordadas en la historia moderna del fútbol mexicano. Golearon 6-1 al conjunto de Neza y Gustavo Nápoles fue el héroe absoluto: marcó cuatro de los seis goles del encuentro. Esa actuación lo convirtió en figura indiscutible del campeonato y en uno de los pocos futbolistas que pueden presumir haber anotado un “póker” en una final de liga. Con ese triunfo, el Guadalajara conquistó su décimo título de liga, y Nápoles se ganó para siempre un lugar en el corazón de la afición rojiblanca.
Años posteriores y paso por otros clubes
Después de su exitoso ciclo con Chivas, Nápoles continuó su carrera en distintos equipos: Atlante F.C. (1998-1999), Club América (1999), Atlético Celaya (2000), y un breve regreso al Guadalajara (2000-2002). Más adelante jugó con Jaguares de Chiapas, Club León, Puebla y tuvo una experiencia internacional con el Espoli de Ecuador en 2005.
Aunque ninguna de estas etapas alcanzó el brillo de sus años con Chivas, su presencia seguía siendo sinónimo de experiencia, compromiso y entrega. Cerró su carrera profesional en 2007, militando en el Tigres B, regresando así al club donde todo comenzó.
Estadísticas y números destacados
A lo largo de su trayectoria, Gustavo Nápoles disputó más de 420 partidos oficiales, en los que anotó 90 goles entre liga, copa y torneos internacionales. Con las Chivas, su club más emblemático, sumó 193 apariciones y 51 anotaciones. Además, representó a la selección mexicana en tres encuentros internacionales, aunque no logró marcar con el Tricolor.
Un legado imborrable
Más allá de los números, el legado de Gustavo Nápoles radica en su capacidad para aparecer en los momentos que más lo requería el equipo. Su instinto goleador, su estilo aguerrido y su eterna sonrisa lo convirtieron en uno de esos jugadores carismáticos que conectan con la tribuna.
El “Gusano” no solo fue un delantero veloz y oportuno; fue también un símbolo de entrega, humildad y determinación. Su actuación en la final del Verano 1997 sigue siendo citada por aficionados y cronistas como una de las más memorables en la historia del fútbol mexicano.
En un deporte donde las figuras van y vienen, Gustavo Nápoles dejó una huella permanente. Su nombre continúa resonando en el Estadio Jalisco cada vez que los aficionados recuerdan aquella goleada histórica ante Toros Neza. Una noche mágica en la que el “Gusano” se transformó, sin discusión, en leyenda rojiblanca.




