En México, los eventos taurinos generan diversas opiniones. Mientras que sus defensores lo consideran una tradición cultural que no debe ser modificada, el resto denuncia el maltrato animal que predomina en este sector. A nivel nacional, 5 estados tienen prohibida la tauromaquia, y aunque no está prohibida en Ciudad de México, se aprobó una legislación que prohíbe herir o matar toros por deporte, dentro o fuera de las plazas.
A pesar de una creciente oposición, modificaciones en la ley y prohibiciones, las prácticas en torno a la tauromaquia como las corridas de toros, novilladas o encierros, siguen ganando popularidad y seguidores. Aún queda un largo camino por recorrer, pero cada vez se empieza a ver este sector con otros ojos.
5 razones por las que tauromaquia representa un retroceso para la sociedad
- Retroceso en ética y empatía
Una sociedad que justifica el sufrimiento de un ser vivo en nombre del entretenimiento y espectáculo transmite un mensaje preocupante: que la violencia es normalizada en un contexto específico, respaldada por la idea de “tradición”. Esto impulsa una indiferencia ante el maltrato animal y puede llegar a impedir sentir empatía, compasión y actuar con responsabilidad ética hacia otros seres.
- Reproduce modelos culturales basados en la dominación
Los espectáculos taurinos se basan en una narrativa de poder, control y superioridad sobre otro cuerpo. Esto provoca que se continúe reproduciendo un patrón de desigualdad, jerarquías y dominación hacia los grupos más vulnerables.
- Normaliza la violencia como parte de la identidad cultural
El hecho de que algo sea considerado tradición, no lo hace esencial para la sociedad o beneficioso. Algo puede ser considerado como elemento central en una determinada cultura y no lo convierte en una práctica más justa o ética. Lo que podría ser un espacio para cultura, arte y creatividad se convierte en una evento basado en el dolor. Ninguna celebración debería ser a costa del sufrimiento de otro.
- Retroceso educativo
A pesar de los intentos de luchar contra el bullying, la violencia de género, el maltrato animal y otras expresiones de abuso en instituciones y campañas sociales, se sigue insistiendo en normalizar comportamientos violentos dentro del sector taurino en nombre de la fiesta y tradición. No se puede avanzar en materia educativa si no se empieza enseñando a las infancias la importancia de incluir la empatía, respeto y cuidado, aún si se trata de una festividad de alto nivel.
- Impide el avance hacia prácticas culturales sostenibles
Cada año se invierten largas cantidades de dinero público destinadas a eventos taurinos. Como resultado, bloquea el desarrollo a nuevas propuestas culturales, actividades éticas, turísticas y creativas libres de violencia. No se puede seguir destinando recursos económicos a tradiciones que normalizan formas de discriminación, especismo y más formas de violencia que históricamente eran celebradas. No podemos quedarnos atrapados en el pasado.




