En el apasionante universo del fútbol mexicano, donde los reflectores suelen enfocarse en goleadores y campeonatos de liga, brilla con luz propia la trayectoria de Fernando González, conocido cariñosamente como “El Oso”. Nacido el 27 de enero de 1994 en la Ciudad de México, este mediocampista defensivo de 31 años encarna la resiliencia, el trabajo silencioso y la pasión inquebrantable por el balompié. Con una estatura de 1.75 metros, pie izquierdo dominante y un estilo de juego basado en la recuperación incansable de balones, el equilibrio táctico y la distribución precisa, “El Oso” ha dejado huella en clubes como Necaxa, América y, sobre todo, el Club Deportivo Guadalajara.
El descubrimiento en las fuerzas básicas de Chivas
La vida de Rubén González está marcada por traslados familiares que forjaron su carácter. Aunque nació en la capital mexicana, su familia se mudó a Pachuca, donde dio sus primeros toques al balón en equipos organizados. Posteriormente, llegaron a Mexicali, Baja California, y fue allí, durante la Copa Chivas de 2002, donde visores del Rebaño Sagrado lo descubrieron. Influenciado por su hermano mayor, un ferviente americanista, “El Oso” soñaba con enfrentarlo en un Clásico Nacional: “Él jugaba en el América y yo en las Chivas“, recordaba con una sonrisa en entrevistas.

Ingresó a las fuerzas básicas en Chivas San Rafael, escalando categorías con excelencia. Bajo entrenadores como Luis Felipe Peña y Alberto Coyote, se coronó bicampeón Sub-17 (Apertura 2011 y Clausura 2012) y campeón Sub-20 (Clausura 2013), siendo pilar en esos títulos juveniles que revitalizaron la cantera rojiblanca.
El debut y los préstamos
El 24 de febrero de 2013, bajo la batuta de Benjamín Galindo, Fernando debutó en Liga MX contra León en el Estadio Akron, entrando al minuto 62 por Luis Morales. Chivas ganó 2-1 con doblete de Marco Fabián, marcando el inicio de una odisea profesional. Sin embargo, la feroz competencia lo llevó a préstamos en el Ascenso MX con Coras de Tepic y Zacatepec, ganando minutos y madurez como contención.
El renacimiento en Necaxa
El verdadero despegue llegó en noviembre de 2017 con Necaxa. Bajo Ignacio Ambriz y luego Marcelo Michel Leaño, “El Oso” vivió un “renacimiento futbolístico”. Jugó todos los partidos del Apertura 2018, convirtiéndose en capitán y líder indiscutible del mediocampo. En el Clausura 2018, disputó 14 partidos de liga (1,157 minutos) y 2 de Copa MX, contribuyendo decisivamente al título de la Copa MX Clausura 2018 al derrotar a Toluca en la final.
El clímax fue la Supercopa MX 2018, donde Necaxa venció 1-0 a Monterrey en Carson, California. “El Oso” dio el pase filtrado magistral para el gol de Sebastián Córdova al minuto 24, sellando el título y rompiendo una sequía de trofeos para los Rayos. En total, en su primera etapa (2017-2019), jugó más de 50 partidos, sumando más de 4,100 minutos, 2 goles y 5 asistencias. Necaxa lo compró definitivamente en noviembre de 2018 por su impacto. Regresó brevemente en 2021, capitaneando nuevamente y consolidando su legado hidrocálido.
El polémico traspaso al América
En julio de 2019, su fichaje por América por 2 millones de dólares generó controversia, se convirtió en uno de los pocos en vestir las camisetas de los eternos rivales. Ignorando críticas, se enfocó en el trabajo. Fue subcampeón del Apertura 2019 y titular en el Campeón de Campeones 2018-2019, donde América venció 6-5 en penales a Tigres tras un 0-0, con Agustín Marchesín como héroe. En Coapa, acumuló experiencia en torneos internacionales como la Concachampions, sumando alrededor de 55 partidos entre 2019 y 2021.
El regreso triunfal a casa
En 2021, pasó a León (12 partidos, 545 minutos), sumando rodaje, pero, el 31 de mayo de 2022, Chivas anunció oficialmente el regreso de “El Oso” como su segundo refuerzo para el Apertura 2022, procedente de Necaxa, bajo la dirección de Ricardo Cadena. Este retorno no fue casual, llegaba para cubrir bajas clave en el mediocampo por lesiones, aportando su experiencia en interceptar segundas jugadas y salida limpia desde atrás. Sin embargo, el anuncio generó polémica inmediata por su paso por América, aún así, reveló la “espinita” que llevaba: “De aquí salí, al momento de salir tuve la espinita de regresar, aquí me formé, aquí estuve mucho tiempo. Creo que esa es la espinita y las ganas de hacerlo bien aquí”. Su objetivo era claro: “Primero que nada es ganarme un lugar, creo que sé que vengo a pelear por un puesto, sé que vengo a trabajar, pero es eso, el estar cada semana en el 11″.
Con el tiempo, su entrega lo silenció todo. Bajo Cadena, Paunović, Gago y ahora Milito, se convirtió en titular indiscutible. En su primera temporada (Apertura 2022), jugó 12 partidos (620 minutos, 7 como titular), presionando a compañeros pese a frustraciones iniciales por minutos limitados. Su regularidad creció y lideró recuperaciones, dio equilibrio y madurez al equipo. Alcanzó los 100 partidos en Liga MX con Chivas en un Clásico Nacional ante América (marzo 2025), tocando 47 balones, dando 33 pases y 4 barridas para mantener el cero. Desde 2022, acumula más de 108 partidos oficiales con Chivas, 1 gol, 2 asistencias, miles de minutos y liderazgo en rechaces y duelos ganados.
El broche llegó en septiembre de 2024, renovó su contrato hasta junio de 2027, junto a Raúl Rangel. Hoy, con el dorsal 28, es el único de su generación aún en el primer equipo, inspirando canteranos y declarando que “Chivas está para ser campeón”.
El legado de “El Oso”
Hoy, a los 31 años, Rubén “El Oso” González ruge en el Akron, recordándonos que en el fútbol, la lealtad y el corazón conquistan todo, porque “El Oso” no regresó a Chivas por nostalgia, regresó para demostrar que los sueños no caducan, que un corazón rojiblanco late más fuerte que cualquier crítica, y que un guerrero de la cantera puede convertirse en leyenda…aunque haya vestido antes el odiado azulcrema.
Fernando es un guerrero que volvió a casa para eternizarse.




