En el corazón de Aguascalientes, frente al icónico Estadio Victoria, un hombre sencillo ha tejido una historia de emprendimiento, esfuerzo y amor por el deporte que resuena con cada aficionado que cruza su camino. Raúl Santos Silva, conocido como “El Burrero Mayor”, no solo es un símbolo de la cultura deportiva local, sino también un ejemplo vivo de cómo la humildad y el trabajo duro pueden transformar un sueño en un legado. Su negocio es mucho más que comida: es un vínculo entre la pasión futbolera y beisbolera de la ciudad y el sabor inconfundible de sus guisados.
Todo empezó en 1992, cuando el nacimiento de su hija menor impulsó a Raúl a buscar una forma de sustentar a su familia. Fue entonces cuando llegó al parque de béisbol Alberto Romo Chávez, hogar de los Rieleros, con una idea simple: vender burritos.
“Vine por primera vez a vender al parque del béisbol y de ahí me brinqué con Gallos. Vi que era mi suerte”, relata con nostalgia. Lo que comenzó como una necesidad se transformó en una trayectoria de más de 32 años.
No todo fue fácil. Raúl recuerda los obstáculos iniciales, como aquella vez que alguien lo rechazó con dureza: “Llegué descalzo al béisbol y esa persona me mentó la madre, me dijo que por qué me metía”. Sin embargo, su determinación lo llevó a superar las críticas y a establecerse frente al Estadio Victoria, donde hoy es una figura emblemática.
El éxito de “El Burrero Mayor” radica en sus burritos: chicharrón prensado rojo, lonja de chicharrón verde y el favorito, frijoles con chorizo. “Hacemos guisados del día y la sazón de mi esposa”, explica Raúl. Esta combinación de frescura y calidad lo distingue de otros vendedores. Con hasta 400 burritos vendidos en un solo evento, su negocio florece gracias a la pasión deportiva de Aguascalientes. “Andando bien Necaxa, gana ‘El Burrero’. Gana Rieleros y también gano yo”, dice con una sonrisa. Los partidos son el motor de su negocio, y los aficionados, su mayor tesoro.
“Hasta las porras de fuera vienen a comprarme mis burritos, ya me conocen”, agrega orgulloso.
Para Raúl, estar en el Estadio Victoria significa más que ventas: es un honor. “Orgulloso de que la gente me quiera, de ser de Aguascalientes”, afirma. Su apodo, “El Burrero Mayor”, surgió en el 2000 gracias a Sotelo, el “Rayo Mayor”. Su amor por el Necaxa, equipo al que sigue desde antes de su llegada a la ciudad, y sus encuentros con figuras como Jorge Campos o Robinson Canó, son parte de su rica historia.
“Yo ya le iba, me lo trajeron a Aguascalientes y no te imaginas que orgullo ser porrista de un gran equipo como es mi Necaxa”
Raúl no solo vende burritos; también comparte lecciones de vida. Su consejo para quienes sueñan con emprender es claro: “Siempre hay que ser humilde, sencillo y con los pies en la tierra, eso te lleva al éxito. La fama cuesta mucho, pero que le echen ganas. Yo no era nadie, llegué descalzo y véanme donde estoy”. Su historia es un testimonio de que el esfuerzo y la perseverancia, aun desde los orígenes más humildes, pueden construir algo grande.
Hoy, Raúl Santos Silva no solo es “El Burrero Mayor” de Aguascalientes, sino un puente entre el emprendimiento y la pasión deportiva. Con cada burrito, lleva consigo el amor por su familia, el apoyo de los aficionados y el sabor de una vida construida con sacrificio y dedicación. En un mundo donde el éxito a veces parece inalcanzable, Raúl nos recuerda que con humildad, trabajo duro y un buen sazón, cualquier meta está al alcance de la mano.
Si visitas el Estadio Victoria, no dejes de probar los burritos de “El Burrero Mayor”. Más que una comida, es una experiencia que une el deporte, la tradición y el espíritu emprendedor de un hombre que, desde abajo, conquistó el corazón de Aguascalientes.




