Cátedra Aportaciones para la historia de la UAA
Profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes expulsado de todas sus cátedras por pronunciar un discurso.
Semblanza del autor
1937 Nace en la ciudad de Aguascalientes, Ags.
1950 Inicia su enseñanza secundaria en la generación del medio siglo del Instituto de Ciencias de Aguascalientes, hecho que, automáticamente, nos convirtió en miembros de una comunidad superior desde que, en 1918, su primer rector del régimen revolucionario, el doctor Pedro de Alba, -cuyo nombre lleva el Auditorio de la UAA- al reorganizarlo en 1918 bajo los términos de la nueva Constitución, gestionó su incorporación a la Universidad Nacional, después autónoma. Así pues, todos sus integrantes fuimos UNAM desde nuestro ingreso al Instituto, no así quienes ingresaron a la Universidad Autónoma de Aguascalientes la que, por perder su formación humanista latinoamericana (al estar -supuestamente- organizada en el sistema departamental estadounidense), perdió automáticamente su incorporación a la UNAM.
Al concluir su bachillerato ingresa en la carrera de Diplomacia de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y gracias a la generosa intervención del doctor Pedro De Alba -entonces senador por Aguascalientes- ingresó en la Secretaría de Relaciones Exteriores como ayudante de archivo en la Dirección General de Servicios Jurídicos, con una plaza de salario mínimo que le permitió sufragar sus gastos básicos.
Entre tanto, fue ascendiendo en la Secretaría de Relaciones Exteriores hasta ser ubicado, también con plaza administrativa, en la Dirección General del Servicio Diplomático. Después de un año de trabajo, el director general, doctor Gabriel Lucio, le encomendó hacerse cargo del Departamento de Tratados y Convenios Internacionales, donde actualizó 20 años de atraso en relación con la obligación de publicar anualmente dichos documentos. Acto seguido se le encargó el desahogo de las funciones del Departamento de Asuntos de América -que estaba vacante porque el escritor Carlos Fuentes creía que su obligación consistía en acudir solo los días de quincena- para atender la correspondencia con las embajadas de nuestro continente acreditadas ante el Gobierno de México y nuestras embajadas establecidas ante los gobiernos de nuestro continente, aprendizaje que me fue muy útil, entre otras cosas, para impartir posteriormente la materia de Redacción Diplomática como profesor de nuestra Escuela en la UNAM. Actualmente esta Dirección ocupa todo un piso del edificio de la Secretaría.
1959 Como presidente de los egresados de todas las carreras de la escuela había organizado diversas actividades culturales, entre las que se contó con un ciclo de conferencias con grandes personalidades como los exrectores de la UNAM Vicente Lombardo Toledano y Manuel Gómez Morín, José Domingo Lavín, fundador de la CNIT y maestros distinguidos de la escuela como Guillermo Garcés Contreras, etc.
Un logro de gran relevancia, consistió en que el general Lázaro Cárdenas, expresidente de México, presidiera la ceremonia de graduación como padrino de nuestra generación, junto con el rector de la UNAM Ignacio Chávez y el director de la todavía Escuela Pablo González Casanova, que luego fue elevada al rango de Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y quien también asumió posteriormente el cargo de rector de la UNAM.
1960 Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano. Toda esa experiencia le permitió darse cuenta de las enormes deficiencias de nuestra política exterior y, después de estudiar a fondo la vetusta Ley Orgánica que lo regía desde su última expedición en 1938, organizó un pequeño grupo de sus compañeros egresados de la carrera de Diplomacia para realizar una investigación en las embajadas de los países más reconocidos por contar con los servicios diplomáticos mejor organizados, a fin de comparar su legislación respectiva con la nuestra, investigación de la cual se obtuvo el anteproyecto de reforma de dicha ley, que remitida por el presidente de la República al secretario de Relaciones Exteriores para su revisión, éste eliminó más de la mitad de nuestras propuestas que le hubieran restado considerablemente el poder omnímodo que la ley de 1938 le permitía ejercer. Sin embargo, abrió la puerta para que otras legislaturas realizaran nuevas reformas que han permitido avances notorios como el adecuado edificio construido en Tlatelolco o la creación del instituto Matías Romero, destinado a capacitar a la mayoría del personal en el extranjero que en aquella época daba verdadera lástima porque el único requisito para ingresar al servicio era la escuela secundaria.
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“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina




