En el fútbol mexicano hay historias de gloria eterna, pero también relatos que duelen por lo que pudieron ser y no fueron. Luis Ángel Landín pertenece a esta segunda categoría, un delantero que a los 19 años ya tenía en su vitrina dos títulos de Liga MX, una Copa Sudamericana y una Concachampions con Pachuca, y que once años después era recordado más por un gol de escorpión que por una carrera consolidada.
El niño prodigio que lo ganó todo con Pachustra
Nacido el 23 de julio de 1985 en Zamora, Michoacán, Luis Ángel Landín debutó profesionalmente con los Tuzos del Pachuca en el Apertura 2004 a los 18 años. Su explosión fue inmediata. Con apenas 20 años ya era titular en uno de los mejores equipos de México de la década. Bajo la dirección de José Luis Trejo y luego de Enrique Meza, Landín formó parte del Pachuca más ganador de la historia moderna:
- Campeón del Clausura 2006
- Campeón del Clausura 2007
- Campeón de la Copa Sudamericana 2006 (primer título continental de un club mexicano)
- Campeón de la Concacaf Liga de Campeones 2007
En esas temporadas, Landín anotó goles clave y mostró una combinación letal de velocidad, técnica y olfato de área que lo convirtió en la gran promesa del fútbol mexicano. Los observadores europeos empezaron a seguirlo y la prensa lo comparaba con los mejores delanteros jóvenes del continente.




