Ciudad de México.– Con un mensaje directo y sin rodeos, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, reafirmó la postura de su gobierno frente a la iniciativa de Reforma a la Ley de Aguas Nacionales: poner fin al acaparamiento y ordenar el uso de un recurso que definió como derecho humano y patrimonio de la nación.
Ante las manifestaciones de grupos de interés que se oponen al proyecto enviado por su administración a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la presidenta fue tajante: “Ya no al acaparamiento del agua. No a los privilegios, sí a la ley, sí al Estado de derecho; como decía Juárez: nada ni nadie por encima de la ley”.
Acompañada por el titular de Conagua, Efraín Morales, Sheinbaum explicó el fundamento histórico y la urgencia de la reforma. Recordó que en 1992, con la creación de Conagua y la desaparición de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, se impulsó una visión donde el agua se trató como mercancía en un mercado abierto de concesiones. “La Constitución de 1917 reconoce que el agua es de la nación; sin embargo, la visión neoliberal permitió que se transmitieran concesiones como si fueran bienes privados, generando sobreexplotación en cuerpos de agua y acuíferos”, señaló.
La iniciativa del Ejecutivo busca poner orden en el sistema de concesiones, impedir que se vendan o transfieran entre particulares y garantizar que el acceso al agua responda al interés público. “Hay agricultores con grandes extensiones que sí tienen concesiones, y está bien. Pero ya no van a poder vender el agua a un tercero. Estamos ordenando, garantizando el agua como derecho humano y como recurso nacional. Eso no frena el desarrollo: lo ordena”, subrayó.
Sheinbaum insistió en que la reforma también apoya a productores y distritos de riego para mejorar la eficiencia del consumo. “Hay quienes tienen muchísimas concesiones que no usan o que sobreexplotan. Esos privilegios ya no. Queremos que donde no hay agua, pueda haber”, afirmó.
Frente a los grupos que hoy protestan, la presidenta fue clara: “Se manifiestan porque quieren mantener privilegios. Pero es fundamental que pase la Ley de Aguas”.
El mensaje final fue contundente y alineado con su discurso de transformación:
“Ya no al acaparamiento del agua para unos cuantos. Agua para todas y todos, como derecho humano, como bien de la nación y para el desarrollo del país. Es la lucha que encabezamos: la defensa de la Nación y de los derechos humanos”.




