Cátedra
Aportaciones para la historia de la UAA
Profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes expulsado de todas sus cátedras por pronunciar un discurso
Semblanza del autor 02
Culto a la amistad. Al culminar la etapa didáctica en su carrera universitaria, promover la reforma de la Ley del Servicio Exterior de 1960 y encontrarse ubicado ya en el inicio laboral del área técnica en la Dirección General del Servicio Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores, había logrado consolidar su amistad con tres personajes singulares: el gran maestro de la cátedra universitaria y compañero de trabajo en ese entonces como jefe del Departamento de Europa, Asia y África de la misma Dirección, Guillermo Garcés Contreras; el pilar del Departamento de Prensa de la Secretaría, historiador Gabriel Saldívar y Silva y el entonces subdirector General del Servicio Diplomático Javier Rondero Zubieta, hombre de la más grande intuición política que llegó a conocer. A pesar de poseer personalidades tan relevantes, siempre lo consideraron como uno más de sus amigos, lo que le permitió comprender y tratar de alcanzar el más alto valor de lo que es la verdadera amistad, que en gran medida le ayudó a consolidar su personalidad no para encumbrarse sino para servir, en la medida de sus posibilidades, a quienes más lo necesitan.
Primer encuentro con Jesús Terán. Un obsequio que le hizo el maestro Saldívar, cuando se enteró de que Netzahualcóyotl era originario de Aguascalientes, fue un ejemplar del libro que publicó en 1942 como resultado de sus investigaciones en el archivo general de la Secretaría de Relaciones Exteriores: el libro titulado La misión confidencial de Jesús Terán en Europa, encomienda que le asignó el presidente Juárez el 3 de Noviembre de 1863 (“La Doctrina Juárez” Patricia Galeana. La Doctrina Juárez. www.revistadecires.cepe.unam.mx › articulos›art8-8).
Fue un obsequio que no le fue fácil de digerir y tardó mucho tiempo en comprender en toda su dimensión la personalidad de nuestro prócer Jesús Terán, porque para ello era necesario saber por qué el presidente Juárez le encomendó aquella delicadísima misión confidencial, cuyo propósito consistía nada menos que en conseguir el retiro del ejército más temible de la época, el francés, que su emperador Napoleón III había enviado después de recibir a una representación de los conservadores liderados por el dictador Antonio López de Santa Anna, derrotados por los liberales, que lo entrevistaron para pedirle que expulsara al presidente de México Benito Juárez e impusiera en su lugar a un príncipe europeo.
Napoleón III les ofreció tomar en cuenta su petición, pero seguramente empezó a contemplar la oportunidad de convertir a México en colonia francesa para detener la consolidación económica de los Estados Unidos (que en 1776 había surgido de la unión de las pequeñas trece colonias originarias que declararon su independencia del Imperio Británico y al incrementar su desarrollo industrial un siglo después, se expandía geográficamente hacia el Océano Pacífico mediante el arrebato de territorios que México poseía desde que era Virreinato de la Nueva España para expandir luego su dominio hacia Centro y Sudamérica). En este tema interviene el conflicto interno entre el norte industrial y el sur esclavista -Guerra de Secesión- en el que Napoleón III pretendía influir desde México dándole apoyo a los Confederados del Sur que no querían aceptar la liberación de la esclavitud. Todo esto para evitar que Estados Unidos pudiera arrebatarle a Francia el puesto de primera potencia mundial.
El reto de enfrentarse a Napoleón III era tremendo y el presidente Juárez necesitaba contar con la colaboración estrecha de un hombre capaz de cumplir la misión confidencial necesaria para llevarla a cabo con rapidez y eficacia, llegando a la conclusión de que éste, que debía poseer características excepcionales además de ser de su mayor confianza, era Jesús Terán, su ministro de Justicia y Enseñanza Pública, porque ya lo había demostrado al convencer a los almirantes de las tres fuerzas navales -incluido el francés, que firmó el tratado preliminar de La Soledad, Veracruz- de regresar a Europa porque ya habían cumplido con el compromiso que sus correspondientes soberanos habían establecido en el sentido de controlar la aduana de Veracruz para cobrar la deuda que México tenía con ellos, compromiso que no incluía el de acompañar al contingente de 5,000 soldados franceses que estaban recibiendo -apenas- la orden de Napoleón de prepararse para marchar de nuevo hacia la capital del país para derrocar al gobierno del presidente Benito Juárez; y esa severa disminución de las fuerzas fue la causa de la vergonzosa derrota que sufrió Francia al ser vencido su ejército imperial en la ciudad de Puebla, dándole suficiente tiempo al presidente Juárez para preparar la retirada al interior de la República.
La furia de Napoleón III, quien entonces vio la imperiosa necesidad de apoderarse de México, le impulsó a asegurar la conquista de México incrementando el contingente militar para llegar a 45,000 soldados.
El reto que el presidente Juárez le impondría a Jesús Terán de defender en Europa, prácticamente solo, era tremendo porque la presencia diplomática de México en aquél Continente había desaparecido por la falta de recursos debido a tanto conflicto interno. Nos veremos la semana próxima.
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“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina
