Rumbo al Mundial de 2026, la afición mexicana vive una mezcla de ilusión y presión: como país anfitrión (junto a EE.UU. y Canadá) y con Javier “Vasco” Aguirre de nuevo al mando, el Tri afronta un ciclo crucial y lleno de expectación. México será sede mundialista por tercera vez en su historia, lo que magnifica la relevancia de este proceso.
Contexto actual: México rumbo al Mundial 2026
La Selección Mexicana llega a este ciclo mundialista con un panorama singular. Al ser país anfitrión, México tiene su boleto asegurado a la Copa del Mundo 2026, lo que le ha permitido planificar su preparación con más libertad. Tras el fracaso en Qatar 2022, hubo relevo en el banquillo: Javier Aguirre asumió como director técnico en 2024, marcando el inicio de una nueva etapa. Bajo su mando, México recuperó el dominio de la Concacaf en 2025 al conquistar tanto la Liga de Naciones como la Copa Oro, superando a su acérrimo rival Estados Unidos en ambas finales. Estos títulos no solo pusieron trofeos en las vitrinas, sino que elevaron a México en el ranking FIFA y le valieron a Aguirre una nominación al premio The Best como mejor entrenador del año.
En 2025, el Tri se enfrentó a ocho selecciones de fuera de Concacaf y apenas logró una victoria (ante Turquía), perdiendo contra Colombia, Suiza y Paraguay, y empatando frente a Corea del Sur, Japón, Ecuador y Uruguay. Esta racha ha encendido las alarmas y provocado abucheos de la afición mexicana en los estadios. Así, el contexto actual es de contraste: ilusión renovada por el rol de anfitrión y los títulos regionales obtenidos, frente a la exigencia y la crítica derivadas de los recientes tropiezos.
Más allá del análisis deportivo, el rendimiento reciente del Tri también ha impactado en la forma en que los aficionados consumen el fútbol y siguen sus partidos, especialmente en un entorno donde las apuestas en vivo han ganado terreno durante los duelos de preparación. La irregularidad del equipo ha generado escenarios cambiantes que influyen directamente en las cuotas minuto a minuto: cuando México domina en posesión pero no logra concretar, las líneas ofensivas suelen moverse con fuerza; mientras que ante rivales de mayor jerarquía, los apostadores tienden a ajustar sus predicciones según las rachas de juego o las desatenciones defensivas que se han visto en 2025. Este comportamiento refleja no solo el interés del público por el proceso mundialista, sino también cómo la inestabilidad del Tri se ha convertido en un factor clave para quienes analizan tendencias en tiempo real.
Calendario del Mundial 2026 y partidos clave de México
El Mundial 2026 ya tiene fechas oficiales. El torneo se inaugurará el 11 de junio de 2026 y se extenderá hasta la gran final el 19 de julio de 2026. Serán 104 partidos en total (48 selecciones, 12 grupos de 4 equipos), lo que supone el Mundial más grande de la historia en número de participantes y encuentros. México, como anfitrión, será protagonista del partido inaugural en el Estadio Azteca y saltará al campo arropado por su afición para dar el puntapié inicial del torneo.
El calendario y el cruce de grupos serán determinantes: un cuadro favorable podría allanar la ruta hacia el anhelado quinto (ahora sexto) partido, mientras que un cruce temprano con una potencia podría complicarlo.
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Talentos jóvenes y renovación de la plantilla
La transición generacional en la Selección Mexicana está en marcha. El propio Guillermo Ochoa, emblemático arquero, se mantiene en el radar más por su liderazgo que por minutos en cancha, mientras que nuevas figuras toman protagonismo en cada línea:
- Santiago Giménez (24 años): Delantero del AC Milan. Hijo de “Chaco” Giménez, es la gran esperanza de gol. Tras brillar en Países Bajos, fichó por el Milan;
- Mateo Chávez (21 años): Lateral izquierdo (AZ Alkmaar, Países Bajos). Surgido de la cantera local, emigró a Europa joven y esa experiencia le ha dado tablas.
- Israel Reyes (23 años): Defensa polivalente (Club América). Parte de la nueva camada defensiva, puede jugar de central o lateral derecho. Su solidez y entendimiento del juego le han dado a Israel un lugar recurrente en las convocatorias.
- Erik Lira (23 años): Mediocentro (Cruz Azul). Representante de la renovación en el mediocampo, Lira ha sabido consolidarse como titular.
En conjunto, México está fusionando una base joven con algunos veteranos. La generación que ganó el bronce olímpico en Tokio 2021 ahora pelea por consolidarse en la mayor; y detrás de ellos asoman sub-20 prometedores. Esta renovación no solo se ve en nombres, sino en el ambiente: hay hambre de triunfo y frescura. El desafío será que estos talentos maduren a tiempo para 2026, arropados por líderes como Edson Álvarez.
Debilidades y retos del Tri
México llega al Mundial con varios puntos por corregir: le falta contundencia ofensiva y depende demasiado de un solo delantero; sufre cuando enfrenta selecciones de élite, donde los resultados recientes no han sido favorables; mantiene dudas en posiciones clave como la lateral derecha; arrastra presión emocional por la relación tensa con la afición y la responsabilidad de jugar en casa; y además llega sin el fogueo de unas eliminatorias, lo que reduce su experiencia en partidos de máxima exigencia.
Fortalezas y oportunidades del Tri
México también cuenta con ventajas importantes: jugar como local, con estadios llenos y conocimiento de la altitud y el clima; un plantel renovado que mezcla juventud y experiencia; mayor confianza tras recuperar títulos regionales en 2025; más jugadores compitiendo en ligas extranjeras de alto nivel; y la sólida infraestructura como país anfitrión, que favorece preparación y logística.
¿Hasta dónde puede llegar México?
El pronóstico debe ser equilibrado, entre el deseo de trascender y la realidad del desempeño reciente. En principio, la expectativa razonable es que el Tri supere la fase de grupos. Como cabeza de serie del Grupo A y jugando en casa, México está prácticamente obligado a clasificar a dieciseisavos de final. Cualquier otro desenlace sería un fracaso rotundo. Logrando ese primer paso, vendría el gran desafío: romper la maldición de los octavos de final. Desde el Mundial de 1994, México siempre se ha quedado en esa instancia, acumulando ya 36 años sin jugar unos cuartos de final . En 2026, con el nuevo formato, avanzar dos rondas eliminatorias (dieciseisavos y octavos) sería equivalente a alcanzar el ansiado “quinto partido” de antaño, ahora transformado en sexto partido debido a la ronda extra.
Llegar a semifinales sería tocar el cielo y disputar siete partidos completos (incluyendo el partido por el tercer lugar o la final), algo nunca visto para el Tri. ¿Se vale soñar? Por supuesto: el fútbol siempre da espacio a las hazañas improbables. Pero también es cierto que primero México debe dar un golpe de autoridad en octavos, un partido que le ha sido esquivo desde hace décadas.




