Me queda muy claro que la ley del derecho a la vida desde la concepción se va a aprobar en las próximas semanas, previo a la contienda electoral que se avecina.
Al grupo parlamentario del PRI ya le dieron instrucciones de que aprobaran la iniciativa. Algunos diputados progresistas y de corte liberal van a presentar resistencias a las que no se les va a dar importancia.
En el caso de las mujeres diputadas es muy probable que se abstengan. Tal vez alguna de ellas votará a favor, pero en general las dos únicas mujeres estarán bajo la mira y van a tratar de hacer algo para no desgastarse políticamente.
Pero independientemente de la posición personal de algunos de los diputados del grupo parlamentario del PRI, es un hecho la aprobación con los votos del PRI y los del PAN, aunque se pueden sumar los del Verde y los de Nueva Alianza si están en medio de alguna negociación. Los partidos de izquierda se espera voten en contra.
Por su parte los panistas se congratularán de que se apruebe una iniciativa presentada por ellos y que nunca pudieron concretar mientras fueron gobierno. Por lo tanto ante los miembros de la iglesia y de la comunidad católica van a decir que esta lucha fue iniciada por ellos y la van a asumir como un triunfo ideológico.
Por su parte el gobernador calcula que sacando esta reforma va a obtener de la iglesia y sus feligreses suficientes votos a favor del PRI y con ello quitarle un aliado político al Partido Acción Nacional. Esta estrategia parecería una brillante idea, pero puede resultar un mal cálculo político.
En primer lugar, porque la iglesia y las comunidades afines tienen una identidad ideológica con el PAN. Comparten sus perspectivas y su forma de ver la vida. Con el PRI tienen distancia ideológica hasta por razones de carácter histórico. Incluso los ven como poco confiables y corruptos.
Pueden tener una buena relación a nivel personal con algunos de ellos, pero como colectivo y grupo político les tienen desconfianza y no se sienten representados por ellos.
En segundo lugar porque en los nuevos escenarios democráticos es muy difícil que las personas determinen su voto porque el sacerdote les dice por quién votar. Se pueden dar casos, pero no de manera masiva.
Recordemos como en aquellos tiempos, Fidel Velázquez el eterno líder sindical, prometía con aplomo y seguridad 5 millones de votos de la clase obrera al candidato en turno a la Presidencia de la República. Más de una vez se llevaron tremendas derrotas electorales hasta que fue insostenible mantener el poder político por la vía electoral.
Ese corporativismo tóxico y totalmente negativo es lo que los priístas quieren volver a implementar, controlando todos los sectores y grupos sociales hasta asfixiarlos. El resultado ha sido totalmente contrario a los afanes de las élites emanadas del PRI.
Por otro lado la parte liberal que pertenece al PRI se va a sentir desilusionada por el retroceso legislativo en materia de derechos humanos que fue intercambiada por una promesa de votos para el proceso electoral local.
La decisión que toma el gobernador de pactar con la jerarquía católica local, le va a representar desgaste. A nivel local con algunos miembros de su partido y organizaciones de derechos de las mujeres, y a nivel nacional las asociaciones feministas que van a exponerlo como un gobernador retrógrada y un político que actúa en contra de los derechos de las mujeres criminalizándolas por su afán de conseguir votos.
Por lo tanto no es gratuito que un diputado gris que ha pasado totalmente desapercibido a lo largo de la legislatura, fuera quien presentó la iniciativa. No fue el líder del grupo parlamentario del PRI, tampoco fue algún diputado que preside una comisión importante, ni algún otro que pretende obtener algún cargo de representación distinto.
Fue un diputado equis que aparentemente no consensuó ni con su grupo parlamentario ni las comisiones una decisión tan importante. Detrás de él está el jefe del Ejecutivo, aunque eso signifique quitarle honorabilidad y respeto al Poder Legislativo que fue creado para ser un contrapeso del Poder Ejecutivo. Éstos son los excesos vistos cada seis años, pero para que exista quien abuse, se requiere quien se lo permita.
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