Identidad, exilio y música: así podríamos empezar a describir el legado del escritor francolibanés Amin Maalouf, ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025. Este sábado 29 de noviembre inauguró la 39° edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), recordándonos la importancia de la diversidad de lenguas y el profundo parentesco entre todas las culturas humanas.
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Amin Maalouf tenía 35 años cuando escribió su primera novela biográfica, León el Africano, en donde narra la historia poco conocida del personaje casi mítico y gran viajero renacentista del siglo XVI: Hasan, mejor conocido como León el africano. A partir de ese momento, se dio cuenta que podría dedicar toda su vida a la literatura.
El autor recuerda que todo empezó en su primera infancia. Maalouf, hijo de padre periodista pasaba su tiempo libre visitando imprentas y salas de redacción, lo cual le otorgó su primera gran pasión: observar el curso del mundo.
Durante su juventud, se dio cuenta que solo los periódicos y las instituciones podían hablarle al público. Eso lo llevó a convertirse en periodista durante muchos años, incluso convertirse en director del diario árabe An-Nahar hasta el estallido de la guerra civil libanesa en 1975, lo que lo obligó a trasladarse a lo que se convertiría en su nuevo hogar: París.
Allí, perfeccionó su habilidad para escribir de múltiples formas y su capacidad para imaginar cosas. Primero, se encontró en la ficción, después pasó al ensayo. De este último menciona: “La escritura de los ensayos es lo que me viene más fácil”.
Sin embargo, algo que destaca del legado de Maalouf es su incursión en el mundo de la ópera. A pesar de que su relación con la música no es nada reciente, confiesa que creció con una familia de músicos, aunque nunca aprendió a tocar un instrumento. De alguna manera, encontró la forma de conectar su escritura con la música: “Comencé de forma tardía para la ópera. No tenía mucha cultura, pero a partir de conocerla pasé leyendo libretos.”
Para el año 2000, Amin Maalouf ya había escrito diversos textos para composiciones musicales, destacando su trabajo en libretos para varias óperas como La Pasión de Simone, Émilie, Adriana Mater y L’Amour de loin. En ellas, destaca su voz como exiliado voluntario, artista y su necesidad de pertenencia. Además de reflexionar sobre temas contemporáneos que siempre lo han atravesado, como la guerra y la política.
Su voz tan particular le ha valido el reconocimiento de prestigiosos galardones como Premio Goncourt, Premio Méditerranée, Premio Príncipe de Asturias, Premio Sheikh Zayed del Libro como Personalidad Cultural del Año y más recientemente, el Premio Literario FIL en Lenguas Romances.
Pero aún con todos los premios, Amin Maalouf reiteró que su compromiso con la literatura va mucho más allá de las letras plasmadas en papel: se trata de hacernos conscientes de la complejidad del mundo. Resalta que, como personas libres, tenemos el derecho y deber de entender el mundo, su transformación y hacia dónde va.
Con todas las transformaciones que el mundo está viviendo, desde el avance tecnológico de la IA hasta el genocidio en vivo que estamos presenciando, Amin Maalouf termina reflexionando: “Tengo una tendencia a preocuparme por el mundo, pero tengo esperanza en la gente. Antes, solo las instituciones y los periódicos podían hablarle al público, ahora todos podemos hacerlo y transformar el mundo.”




