La mañana del 30 de noviembre, se reunieron las autoras Begoña Gómez Urzaiz, Gemma Ruiz y Elisenda Solsona, acompañadas por la moderadora Elena Hevia, en la mesa “Maternidades singulares”. A través de experiencias personales y relatos, abrieron un espacio para reflexionar sobre la maternidad desde la literatura y cómo les atraviesa a cada una de ellas de maneras diferentes.
Madres que han abandonado a sus hijos, mujeres que renunciaron a sus sueños para que sus hijos cumplieran los propios y el deseo de ser madre o la ausencia de él. Cada una de las escritoras abordan una perspectiva diferente en sus destacadas obras, pero todas van de lo mismo: las maternidades singulares.
Por un lado, Begoña relata en su primer libro “Las abandonadoras” una realidad de la que incomoda hablar: madres que, por diversas circunstancias de la vida, abandonaron a sus hijos y que llevan toda una vida cargando con culpa, juicios externos y rabia por el resto de las personas.
Gemma rinde un homenaje a las mujeres poderosas que pertenecieron a la época franquista, que se vieron obligadas a renunciar a sus sueños para que sus hijas pudieran seguir los suyos. Al escribir “Nuestras madres”, parte del sentimiento de ira y enfado al ser consciente de que las historias de todas estas mujeres han sido, y siguen siendo, invisibilizadas.
Por otro lado, Elisena en “Mammalia” imagina una realidad utópica en donde la fertilidad ha tenido un descenso brusco a causa de una extraña alteración en el útero de las mujeres, por lo que el Estado ejerce un control absoluto de la natalidad. Elisena escribe este libro durante un proceso de infertilidad en el que sentía vergüenza, culpa y falta de control de su propio cuerpo.
Como un acto de describir a la madre, de no criminalizar ni juzgarla, cada una de ellas han aprendido a mirar la maternidad de otras formas, de colocarla no como centro de sus vidas, sino como una herramienta para reescribir sus identidades y en ese mismo proceso, reapropiarse de las narrativas en torno a la maternidad.
Elena Hevia añade a la conversación: “Yo creo con todas las preguntas que nos estamos haciendo todas en los libros, creo que está claro que estamos entendiendo de otra manera la maternidad. Sobre todo, la estamos poniendo en la complejidad que se merece y no en un cliché.”
Porque, a pesar de que en las últimas décadas han surgido cada vez más historias de maternidades, también ha ocurrido un cambio radical en la manera en la que es abordada. Ya no solo hablamos de la madre tradicional, perfecta, abnegada y siempre amorosa. Ahora, la conversación se extiende hacia el no deseo, la transformación del cuerpo, la culpa, la liberación, todas las cosas que llegan a convertirse en un conjunto de posibilidades maternales.
En la FIL Guadalajara se han destacado voces, identidades y miradas feministas que reflexionan sobre este tema. Es tiempo de colocar la maternidad en el debate literario como una experiencia cambiante, compleja y diversa, lejos de los discursos que la han reducido a un mandato social o el destino de cada mujer. Begoña, Gemma y Elisena reivindican la importancia de narrar la maternidad desde sus propias experiencias, sus ideales y contradicciones, devolviéndole su significado humano y político.
Como recordaron durante la mesa: “sin maternidad no hay vida”.




