Las vivencias de la juventud, sus ilusiones, ganas de triunfar y superarse, sin olvidar los amores y algunos desamores. Qué lindo es recordar esos tiempos que nos van forjando y preparando hacia una etapa adulta, en donde hay más compromisos y responsabilidades. Todo esto viene en relación con la obra Las lluvias de Julio, de la autoría de Iris Artemisa Millán González, que por cierto también funge como directora y actriz. Iris, una joven promesa, ya con una trayectoria profesional, se ha destacado en el medio artístico de Aguascalientes.
Patricia Guevara, gestora y administradora cultural, señala: “En un ambiente íntimo de lluvia, trabajo y pensamiento, surge la historia de Junio, una joven que sueña en sobresalir en el arte, mientras atiende una cafetería. En el vaivén de la vida conoce a Julio, un hombre mayor que, con artimañas y falsas promesas, la envuelve en la ilusión de un amor verdadero.
La obra revela la importancia de reconocer las relaciones de poder en lo laboral y lo sentimental, escuchar la intuición y detectar a tiempo las dinámicas tóxicas que amenazan nuestra felicidad. La resiliencia de Junio se convierte en símbolo de fortaleza y madurez, recordándonos que cada caída puede transformarse en aprendizaje.
Con títeres, música, canto e interacción con el público, Lluvias de Julio transita entre la comedia y el drama en un unipersonal que invita a reflexionar sobre a quién entregamos nuestro tiempo, nuestro amor y, en ocasiones, nuestros sueños”.
Lluvias de Julio es una obra que va directo a las emociones y situaciones cotidianas de l@s jóvenes veintiañer@s, me di cuenta, al estar en una función y tras la retroalimentación con el público, que varios de ell@s manifestaban su emoción y empatía hacia la historia de Junio. ¿Quién no ha pasado una decepción amorosa, un primer amor? Es parte de la vida, primero se disfruta, algunas veces se sufre. Aquí el mensaje sería, quizá, conoce y ten amistades, pero entrega tu corazón a quien te corresponda, ten comunicación, de preferencia, con tus padres, que son los que ya llevan un considerable camino de vida, para que esa experiencia no la vivas sol@.
Un biodrama, unipersonal, interdisciplinario, lleno de simbolismos, actuación coherente, en el que la actriz maneja diversas emociones y hace desdoblamientos, además de cantar y tocar la guitarra y, por si fuera poco, la utilización de un títere, que conmueve y hace muy digerible el drama que en ocasiones se da en el transcurso del montaje.
La historia de Junio abre su libro de vida, en el cual converge su trabajo y labor artística. La escenografía, muy bien lograda, nos involucra en ese ambiente de cafetería moderna, aunado con una iluminación certera en cada una de las escenas, en las que el personaje de Junio se desenvuelve según las circunstancias, y ¿Julio aparece? No, solamente se menciona como el personaje central, pero realmente la situación se basa en la joven y todas sus memorias acerca de esa relación.
Se vale llorar, reír y hasta cantar, provoca reflexión, y nos deja mucha tarea con la familia y la juventud. Obra seleccionada con una beca del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales. Sus presentaciones fueron en noviembre en la Caja Negra de la Universidad de las Artes y en el foro cultural bar La Tercera. No cabe duda, talento hay y mucho en este estado, una muestra de ello es Iris Artemisa que sigue alimentando ese amor por el teatro y la literatura. Felicidades a ella y su equipo creativo: Lizi Gutiérrez (Iluminación y mapping) y Jesús González (asistente de dirección).
¡Nos vemos en el teatro!




