Cátedra
Aportaciones para la historia de la UAA Serie III-04
Profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes expulsado de todas sus cátedras por pronunciar un discurso
Semblanza del autor 04
Al día siguiente, sábado 24 de diciembre de 1960, Rafael Bernal invitó a Netzahualcóyotl a comer con él y su esposa. Estaban en los preparativos para asar carne en el enorme y bellísimo jardín de la residencia diplomática cuando llegó Adán, leal trabajador a cargo de las oficinas de la Embajada en días hábiles e inhábiles, para avisar que acababa de llegar un cable de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Se fueron a la Embajada; Rafael -quien ya había trabajado en el servicio exterior en Europa en tiempo de la II guerra mundial- le enseñó a traducir su primer mensaje cifrado dirigido a él como encargado de Negocios, que decía algo así: “Presidente República autorízale ofrecer disculpas públicas Presidente Honduras nombre Gobierno México. Firma: Manuel Tello, Secretario Relaciones Exteriores”.
Esto se refería a la ofensa de que había sido objeto el presidente de Honduras, que provocó que éste declarara la ruptura de relaciones a menos que se le ofreciera la disculpa de referencia.
Entonces Rafael Bernal le dio a Netzahualcóyotl la más grande lección cívica y diplomática que haya recibido en su vida cuando le dijo: “Aguilera, ahora usted me ayuda a cifrar el cable de regreso” y diciendo y haciendo, la respuesta al secretario de Relaciones Exteriores quedó más o menos así: “Rafael Bernal no ofrece disculpas a nadie en nombre de México. Ruégole considerar mi renuncia”.
La respuesta de Rafael lo dejó helado porque cuando estaban platicando en el jardín él sintió la confianza suficiente para decirle que este trabajo se le había otorgado cuando él no tenía reserva alguna de dinero, porque en el último que desempeñó no se le cubrió el contrato por el que había organizado las actividades de la primera estación de televisión adquirida por el gobierno de Venezuela debido al derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, al cual contribuyó impidiendo al ejército -sin que éste se diera cuenta- hacer uso de la televisora como medio de difusión contra los sublevados.
El caso es que la respuesta del secretario de Relaciones Exteriores también fue inmediata, para informarle que el presidente de la República confiaba en su decisión y le daba carta blanca para proceder como considerara pertinente.
Nacido en 1915, Rafael -cuyo segundo apellido era García Pimentel, que no utilizaba- era un hombre fuera de serie: destacó en todos los campos en que se desempeñó pero era, sobre todo, un escritor de gran talento que ejerció el periodismo, produjo obras de historia, de teatro, poesía, novela -fue el máximo exponente de la novela policiaca en México, de las cuales la más famosa fue El complot Mongol– pero su formación familiar y académica, su espíritu viajero y su cultura general eran admirables, lo cual se explica en parte debido en buena medida a su descendencia del más ilustre de los historiadores del siglo XIX, Joaquín García Icazbalceta; además, su don de gentes le ganaba general simpatía.
Murió en Suiza en 1972, pero su obra continuó editándose; entre otras y gracias al Banco de México, El Mar Océano -en cuya investigación bibliográfica tuve el honor de apoyarle desde México- que es la historia del Océano Pacífico en cuya economía tuvo esencial participación el Galeón de Manila al grado de que el peso-oro mexicano era la moneda de cambio que estimuló la creación de la Feria de Acapulco, los portales frente al Zócalo de la ciudad de México y el envío de mercaderías de gran demanda que llegaban a la península Ibérica vía el puerto de Veracruz, como las famosas mantillas de Manila y las peinetas de carey que lucían las manolas españolas después de atravesar medio mundo; y Mestizaje y Criollismo en la Literatura de la Nueva España del siglo XVI con la que había recibido el grado de Doctor en Letras en la Universidad de Friburgo, Suiza.
En fin, cuando en ese día de Navidad en el que creyeron que lo iban a pasar sin pena ni gloria, se vieron estimulados a iniciar el lunes con plena confianza por lo que sigue:
La noticia del arribo de Rafael Bernal a Tegucigalpa, la tranquila capital hondureña -muchas de cuyas calles aún lucían su hermoso empedrado y un clima insuperable con la altura de 800 metros sobre el nivel del mar que permite lucir las prendas más ligeras- esa noticia, repito, se hizo patente de inmediato con una llamada telefónica mediante la cual se les invitó a pasar la tradicional reunión navideña en un domicilio particular donde se les presentó a toda clase de personajes destacados de la comunidad incluidos algunos diplomáticos, fuentes de información de primera línea que Rafael aprovechó de maravilla para ubicarse en aquél país y en aquél momento histórico y que, además, le fue de gran utilidad para diseñar una estrategia que empezaría a aplicar el lunes 26, aprovechando, por fin, el domingo 25 para descansar después de la semana tan agitada que acababan de experimentar. CONTINUARÁ.
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“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina




