¿Alguna vez te has preguntado por qué la Selección Mexicana de Fútbol genera tanta euforia colectiva, a pesar de sus altibajos históricos? En un país donde el balompié más que un deporte es una religión, el documental, Ilusión Nacional, se sumerge en las profundidades de esta obsesión nacional. Dirigido por el irreverente, Olallo Rubio, esta película no solo narra la evolución del Tri en las Copas del Mundo, sino que también destapa las conexiones entre el fútbol, la política y la sociedad mexicana.
Una sinopsis que late como un estadio lleno
Este documental recorre la evolución del Tri desde sus humildes y humillantes inicios en los Mundiales, donde era goleado sin piedad, hasta convertirse en una selección que, al menos, avanza consistentemente a octavos de final. Pero, como bien señala una reseña en Proceso tras la derrota de 2014 ante Holanda, es “la historia de la desilusión de un país que cada cuatro años vive el sueño de trascender su realidad a través de la justa mundialista”, solo para terminar decepcionando una y otra vez. “Estábamos tan cerca”, pensamos invariablemente, mientras recordamos sueños rotos con tristeza y coraje.

Olallo Rubio actúa como narrador, guiando un montaje dinámico de archivos históricos inéditos, reviviendo momentos icónicos como los Mundiales de 1970 y 1986 organizados en México, las hazañas de leyendas como Hugo Sánchez o Cuauhtémoc Blanco, y las derrotas dolorosas que marcan nuestra identidad futbolera. Con una duración de aproximadamente 106 minutos, el filme entrelaza el deporte con la política y la sociedad, mostrando cómo el fútbol sirve como escape temporal, una “variación del Pan y Circo” para entretener a las masas, en medio de problemas nacionales.
El director que desafía convenciones
Olallo Rubio, conocido por su estilo provocador en documentales como: ¿Y tú, cuánto cuestas? (2007) y Gimme the Power (2012), toma las riendas como director, guionista y hasta voz en off. Su enfoque no es neutral, ya que Rubio infunde un toque de crítica social, cuestionando cómo el fútbol ha sido manipulado por el poder para distraer a la población de problemas reales: “Es una ilusión nacional”, parece decir, refiriéndose tanto a las esperanzas deportivas como a las promesas políticas incumplidas.

El equipo de producción incluye a José Nacif como coproductor, junto con el actor, José María Yazpik, en el mismo rol. La edición de Juan Fontana y la música de Javier Umpierrez complementan el relato, creando un documental visualmente impactante en formato color con sonido Dolby Surround 7.1. Rubio utilizó footage histórico para construir una narrativa que va más allá del deporte, tocando temas como la identidad nacional y la resiliencia mexicana. El estreno en México el 4 de abril de 2014 (justo antes del Mundial de Brasil) no fue coincidencia; buscaba capitalizar la fiebre futbolera, generando una taquilla mundial de $354,647.
Más allá del gol
Lo que hace a Ilusión Nacional fascinante es su exploración de cómo el fútbol refleja la sociedad mexicana. Desde las primeras participaciones donde México era “goleado en todas las competencias” hasta la era moderna de avances consistentes, el documental destaca figuras legendarias como Cuauhtémoc Blanco, Rafael Márquez, Diego Maradona (en apariciones de archivo) y hasta Eduardo Galeano prestando su voz para contextualizar el fenómeno global del fútbol. No escatima en mostrar la “dualidad sospechosa” del deporte: euforia colectiva versus manipulación política, gloria efímera versus decepciones recurrentes.
Entrevistas y apariciones de archivo con entrenadores como Javier Aguirre y Ricardo La Volpe, junto con comentaristas como José Ramón Fernández, añaden profundidad. Es un recordatorio de que, para México, el Mundial no es solo un torneo, es un espejo de sus sueños y frustraciones nacionales.
¿Por qué no debes perdertelo?
Disponible en plataformas como Prime Video o video on demand, Ilusión Nacional es esencial para entender por qué México sigue ilusionándose, a pesar de todo. En un país donde el fútbol es religión, este documental te hará reír, enojar y reflexionar: ¿seguiremos repitiendo la historia, o es hora de cambiarla?.




