Cátedra
Aportaciones para la historia de la UAA Serie III-06
Profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes expulsado de todas sus cátedras por pronunciar un discurso
Semblanza del autor 06
Nuestras grandes culturas. Fueron varias las visitas que hicimos a Copán, gracias a lo cual aprendí cuanto pude sobre nuestras asombrosas culturas prehispánicas y no resisto la tentación de ofrecer algo de ello a mis amables lectores. No es este el lugar para describir lo que afirma uno de los más eminentes intelectuales europeos que es Oswald Spengler en su obra La decadencia de Occidente, Tomo 1: 1918 y T.2 1922. En este último: Perspectivas de la Historia Universal. Capítulo I. Origen y paisaje. El grupo de las grandes culturas, describe las grandes culturas de nuestro continente, de cuya obra solo entresacamos unos cuantos párrafos representativos:
“Entretanto, en Méjico había nacido una cultura nueva, tan remota, tan alejada de todas las demás, que no pudo haber noticia de ella en éstas, ni de éstas en ella… Se llenarán de espanto los filógogos cuando ante estos Teokallis piensen en sus templos dóricos…”.
“Porque esta cultura es el único ejemplo de una muerte violenta. No falleció por decaimiento, no fue ni estorbada ni reprimida en su desarrollo. Murió asesinada, en la plenitud de su evolución…”.
“Todos aquellos Estados, entre los cuales había una gran potencia y varias ligas políticas… con ideas administrativas y hábitos económicos que los ministros de Carlos V no hubieran comprendido jamás… todo eso sucumbió y no por resultas de una guerra desesperada, sino por obra de un puñado de bandidos que en pocos años aniquilaron todo de tal suerte que los restos de la población muy pronto habían perdido el recuerdo del pasado…”. “…sin que nadie en Alemania, Inglaterra y Francia sospechase lo que en América sucedía…”. “Un par de cañones malos, unos centenares de arcabuces bastaron para dar remate a la tragedia”.
“Se hizo imposible para siempre un conocimiento cierto del mundo mejicano, aun en los más generales rasgos de su historia… Según ello las épocas de esta cultura… setecientos antes de la occidental”. “La cronología [de su calendario] comenzaba por una fecha inicial, muy anterior al nacimiento de Cristo…”.
Un simple ejemplo: Cuando llegó Colón a nuestro Continente, en 1492, los que llamamos “conquistadores” pero que como dice Spengler no eran más que “…un puñado de bandidos que en pocos años aniquilaron todo…” que venían de una cultura europea atrasada en 8 siglos porque no entendían, por ejemplo, algo tan complejo como el calendario del que nuestros tlacuilos dejaron constancia en los códices de sus maravillosas bibliotecas incendiadas por los invasores, pero también labrados en sus múltiples monumentos de piedra -de los cuales muchos aún están en pie- que requería un sistema numérico por posiciones que incluye necesariamente el conocimiento del cero (número que todavía entonces se evitaba en Europa porque se consideraba demoníaco).
¿Pero entonces cómo fechaban sus documentos los españoles? Simple: con el atrasado sistema numérico romano, en el que resulta difícil sumar o restar, pero es absolutamente incapaz de realizar multiplicaciones ni divisiones, operaciones que requieren libertad, destreza mental y mucha imaginación que nuestros matemáticos prehispánicos manejaban con soltura desde ocho siglos antes de que llegaran los invasores que, si bien estaban atrasados en el terreno del pensamiento abstracto, los superaban en el de la tecnología militar, principalmente con la fabricación de protecciones individuales y colectivas y de ataque como las armas de acero, la pólvora y las técnicas de navegación.
Cuando los españoles iniciaron la conquista a principios del siglo XVI (1519), un cálculo intermedio que recuerdo pero en este momento no tengo la fuente a la mano, estima la población de nuestro continente en 80 millones de personas. Pero si a las muertes por armas cuyas víctimas eran hombres, agregamos el contagio de enfermedades desconocidas convertidas en pandemias continentales que arrasaron también con mujeres, niños y ancianos, dos siglos después la población se redujo a menos del 5%.
La numeración romana. Pero aparte de que los escasos hombres, los niños y mujeres que quedaron en este continente dejaron de ser dueños de su tierra, que los conquistadores declararon suyas, fueron sometidos también a la ignorancia de los bienes culturales que ellos mismos habían acumulado en el transcurso de 15 mil años. Entre esos bienes culturales perdidos estuvieron el lenguaje y el conocimiento científico, atrasándose así, culturalmente hablando, más de 800 años para quedar peor que los españoles, porque hasta les prohibieron aprender a escribir su idioma so pena de cortarles la mano, pues bien sabían que aquello les aportaría grandes ventajas.
El caso es que el puñado de bandidos impuso a los pueblos cultos, entre otras cosas, el atrasado sistema de la numeración romana. A tal grado, que todavía a la mitad del siglo pasado la mayoría de la gente “ilustrada” anotaba con números romanos la fecha de su correspondencia y hasta la publicación de su producción bibliográfica. Y no digo que debería hacerlo con números maya, náhuatl o quechua, sino con la numeración indo-arábiga que es la que se utiliza actualmente en el planeta desde que empezó a ser adoptada, con muchas dificultades, por los europeos.
Nuestro siglo. Pero quedamos tan dañados del cerebro que seguimos arrastrando ignorancia, todavía, pues continuamos calificando al siglo pasado como siglo 20 y al presente como siglo 21, hecho lamentable que trataremos en nuestro próximo capítulo.
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“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina
