- La restauración ascendió a 70 mil pesos, fue policromada completamente en óleo y con aplicaciones de oro de 22 kilates
- La restauración estuvo a cargo de la maestra Mimí Gutiérrez, especialista con experiencia en diversos estados del país
La parroquia de la Divina Providencia concluyó recientemente el proceso de restauración de la imagen de la Divina Providencia, una obra de gran valor cultural, artístico y religioso que forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.
El párroco Marco Antonio Díaz Olvera explicó que la imagen fue tallada expresamente para esta parroquia por un artista tapatío, por lo que no existe otra obra de las mismas dimensiones y características en Aguascalientes ni en otros templos del país. Se trata de una escultura elaborada en madera sólida, lo que la convierte en una pieza particularmente sensible a las condiciones climáticas y ambientales.
Detalló que, previo a esta intervención, la imagen ya había sido sometida a dos restauraciones anteriores, las cuales dejaron distintas capas de policromía. Debido al paso del tiempo y a la aparición de deterioro en la superficie, fue necesario realizar un mantenimiento integral, que incluyó fumigación, conservación y restauración especializada.
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“El tratamiento consistió primero en una fumigación, porque comenzamos a notar la corrupción del material. Al ser madera natural, responde al clima, a la luz y a la altura donde se encuentra colocada”, dijo.
Durante el proceso se buscó recuperar una apariencia más cercana a la imagen original, tomando como referencia fotografías antiguas. La escultura fue policromada completamente en óleo, con aplicaciones de oro de 22 kilates, y se optó por respetar elementos naturales, como la cruz, que anteriormente había sido pintada y ahora se dejó en su estado original.
El sacerdote precisó que, desde el punto de vista técnico, no todas las áreas fueron repintadas: “Una restauración debe respetar los elementos originales. En algunas partes se conservó la policromía existente y en otras fue necesario volver a aplicar color, especialmente en el manto y el cuerpo del Cristo, donde coexistían dos variantes cromáticas”,.
La restauración estuvo a cargo de la maestra Mimí Gutiérrez, especialista con experiencia en diversos estados del país como San Luis Potosí y Puebla, y con formación profesional en Europa, particularmente en Alemania.
El costo total de la restauración ascendió a 70 mil pesos, recursos que fueron cubiertos en su totalidad por la comunidad parroquial, mediante donativos de fieles y aportaciones constantes realizadas durante aproximadamente tres meses. “Fue un esfuerzo completamente comunitario, fruto del compromiso y la devoción de la gente”, concluyó.




