Vuelo marca el regreso, después de más de 10 años, del director Robert Zemeckis al mundo de los vivos, por aquéllo de que sus últimos filmes han sido animados y, curiosamente lo hace con una historia que gira en torno a una accidente de avión; la última vez que hizo una película con seres humanos fue Náufrago y en ella la trama se desarrollaba a consecuencia de un avionazo.
En esta ocasión Zemeckis también escogió como protagonista a uno de los “niños dorados” de Hollywood, Denzel Washington —en aquella ocasión fue Tom Hanks—, y como aquella vez, la interpretación del héroe de la cinta igualmente se ganó a pulso la nominación al Oscar como mejor actor. Desafortunadamente, también como le pasó a Hanks, en el caso de Náufrago contra el Gladiador de Russell Crowe, ahora Denzel seguramente se quedará a centímetros de la estatuilla dorada, pues es difícil que se la arrebate a Daniel Day-Lewis por su Lincoln.
No crean que les arruiné la experiencia fílmica al revelarles que Vuelo trata de un accidente de avión, eso es más que sabido, pues éste tiene lugar desde el inicio del filme y todas las acciones se desarrollan en torno a ese hecho.
Al inicio del largometraje vemos a una pareja en lo que parece es la conclusión de una noche de parranda, ambos se ven algo desgastados y todos los elementos que los rodean hablan de una velada desenfrenada —es importante que prestemos atención al entorno, pues Zemeckis nunca pone elementos al azar en sus escenas, todo siempre nos cuenta una historia—, lo que estamos viendo no tendría nada de particular, hasta que nos enteramos que el Whip es un piloto de avión y que está programado para volar en un par de horas. Pronto somos testigos de su forma de lidiar con las secuelas de su “fiesta”…una línea de cocaína y está lista para emprender el vuelo.
Con el comportamiento de su personal de vuelo nos percatamos de que el proceder del capitán no tiene nada de extraño, tal parece que andar “medio pasado de copas” es su natural alegre.
Tras un ligero susto a causa de una tormenta, en la cual vemos al Capitán Whitaker hacer gala de sus extraordinarias dotes como piloto, el avión comienza a experimentar problemas técnicos y es evidente que pronto terminarán en el suelo.
A pesar de haber consumido más alcohol durante el vuelo, la histeria de los pasajeros, del personal de abordo y hasta del copiloto, Whip es capaz de maniobrar el avión y aterrizar con el mínimo posible de víctimas mortales.
Tras el accidente Whitaker intenta mantenerse sobrio pues sabe que habrá una investigación que puede mandarlo a la cárcel, pero sus esfuerzos fallan terriblemente y su alcoholismo y dependencia a otras sustancias hacen presa de él. No hay en él remordimiento alguno, ni culpa, ni siquiera vergüenza, pues no duda en intentar manipular a su tripulación para que mientan sobre su verdadero comportamiento durante el vuelo.
Como espectador resulta algo incómodo ver a Denzel Washington comportarse como un alcohólico perdido, violento, cínico y hasta con “complejo de Dios”, pues estamos acostumbrados —aun cuando interpreta a un villano— a verlo actuar como un modelo de rectitud y ética. Esta incomodidad que sentimos, es realmente un homenaje a lo extraordinario de su actuación y a la dirección de Zemeckis que realizó su trabajo de tal manera que convirtió una cinta que pudo ser un simple drama en una muy buena obra de suspenso.
Existe una historia paralela a la de Whip, la de Nicole, una mujer drogadicta dispuesta a ponerse en riesgo a causa de su adicción, que parece sobrar en este filme hasta el momento que coincide con la historia del piloto y de ahí fluyen juntas. No obstante, a mí me pareció que nunca acabó de encajar con la trama principal y que contaminó un poco a ésta, pues colocó el elemento “salvador y moralista” en una historia que fluía sin elementos de juicio.
Nicole quiere redimir a Whip porque lo quiere y el líder del sindicato y el abogado quieren salvarlo por el bien de los pilotos y la compañía de aviación, pero él, no quiere ser rescatado, se niega a aceptar su problema y asegura que puede arreglárselas por sí mismo…hasta que se da cuenta de que está solo y que si quiere evitar la cárcel —nótese que no por hacer lo correcto o por volverse bueno— necesitará pedir ayuda.
Si cualquier otro actor hubiera sido Whip Whitaker, o si otro director la hubiera dirigido, creo que la cinta hubiera terminado siendo una insoportable obra “moralina” que acabara con un mensaje contra el alcohol y las drogas. No obstante, considero que la forma en que esta dupla resolvió el conflicto planteado, tuvo un resultado entretenido, atractivo y, sobre todo, creíble.
Productor: Walter F. Parkes, Laurie MacDonald y Robert Zemeckis; director: Robert Zemeckis; guión: John Gatins; fotografía: Don Burgess; Edición: Jeremiah O’Driscoll; elenco: Denzel Washington, Don Cheadle, Kelly Reilly, John Goodman, Bruce Greenwood, Melissa Leo, Brian Geraghty, Tamara Tunie, Nadine Velazquez y Garcelle Beauvais; duración: 2 horas 15 minutos.




