- No fue un regalo para Slim, dice el diputado Rubén Camarillo
- El consumidor saldrá beneficiado sin importar de dónde venga el capital a inyectar
Después de una votación que en lo general produjo 414 sufragios a favor, 50 en contra y ocho abstenciones, y después de dirimir 69 reservas sobre diversos numerales del proyecto, a las 4:00 horas de este viernes, la Cámara de Diputados ejecutó la aprobación total de la reforma constitucional en el ramo de las telecomunicaciones.
Con el empuje de los firmantes del Pacto por México fueron modificados los artículos 6, 7, 27 y 28 de la carta magna.
El país amaneció tanto con esta noticia, como con la de que América Móvil, propiedad del magnate Carlos Slim Helú, recién incursionado en el negocio, había obtenido la exclusividad de los derechos de transmisión, por televisión y por Internet, de los Juegos Olímpicos de Invierno en Rusia (2014), y de los de Verano, en Río de Janeiro (2016).
Amarrar con el Comité Olímpico Internacional un trato para difundir dichos eventos en Latinoamérica -excepto en Brasil- habría costado al mexicano entre 400 y 600 millones de dólares.
Ante ambos acontecimientos Rubén Camarillo Ortega, representante del estado en San Lázaro, refirió a La Jornada Aguascalientes que la reforma no se fraguó con vistas empresariales, sino sólo políticas.
“Evidentemente el señor Carlos Slim es un jugador internacional, tiene operaciones no solamente en México… Si ganó ese concurso en Brasil seguramente lo hizo a través de un proceso que de alguna manera por mérito propio ganó, ése es un tema total y completamente al margen de lo que es la reforma en materia de telecomunicaciones”.
La nueva disposición del poder federal permite que el capital extranjero opere al 100 por ciento en las actividades del sector televisivo en México, y sanciona con el retiro de la concesión a las compañías “dominantes” que utilicen una tercera filial para sacar provecho de la gratuidad de la que goza la retransmisión de programas por señal abierta.
En este sentido el diputado panista agregó que la reforma “tiene un sólo destinatario, y es el ciudadano de este país”.
En el futuro se verá, dijo, “un mercado mucho más competido, se rompe el monopolio de Telmex, se rompe el duopolio de Televisa y de TV Azteca con la licitación de al menos dos nuevas cadenas nacionales. El monopolio de Telmex se rompe… la red que hoy tiene Teléfonos de México de manera exclusiva tendrá que ser compartida con otros operadores… donde hay competencia suceden normalmente dos cosas: se mejora la calidad de los productos y bajan los precios”.
– ¿Hay mexicanos con la capacidad de llevar, por ejemplo, Internet a todo el país? ¿No se dependería del capital extranjero?
– Yo creo que sí hay la capacidad en México para hacerlo. Pero a mí francamente no me importa mucho de dónde sea el capital, lo que me importa es que el consumidor final sea el que se beneficie… Se pretende con esta reforma que haya un crecimiento de cuando menos el 1 por ciento del Producto Interno Bruto, es decir, inversiones que podrían rondar los 100 mil millones de pesos en los próximos meses y años, y que la generación de empleos pudiera ser de entre 30 y 50 mil.
Más adelante, Camarillo habló de un aparato de nueva creación dentro de la administración pública.
“Ahora hay una Instituto Federal de Telecomunicaciones, que es un órgano autónomo. Se le quita la facultad al presidente de la República de dar y quitar concesiones como lo venía haciendo desde hace muchísimos años”.
– ¿De algún modo ustedes como Cámara de Diputados consideraban que como pago la televisión también ponía o quitaba presidentes?
– Yo no sé si realmente ése fuera el poder que tiene una televisión, hasta este momento no se ha quitado a ningún presidente en este país. Pero sí evidentemente los medios de comunicación tienen un impacto importante, influyen en la opinión y por eso en esta reforma se prohíben los famosos infomerciales… cosa que iba en detrimento del consumidor, pues le presentaban información que podía ser falsa.
El derecho a la libre expresión, señaló por último Rubén Camarillo, en la Constitución ya no está acotado a la prensa escrita, pues ahora se extiende hacia el Internet.
