Cómo funciona el voto no informado
No obstante las ocasionales declaraciones hechas por los gobernantes estatales y su partido político sobre el avance de nuestra democracia, encontramos hechos que se convierten en indicios de regresión. No es nueva la mención sobre la ausencia de los candidatos priístas a los diversos debates realizados en nuestra sociedad; tampoco es nuevo el señalamiento de que, mientras estaciones comerciales de televisión y radio –incluida Radio UAA- transmiten los debates organizados por la Vocalía Ejecutiva del IFE en Aguascalientes, las estaciones del Gobierno del Estado no lo hacen.
Tampoco es nuevo decir que algunos medios de comunicación impresos, a excepción de La Jornada Aguascalientes, pasan inadvertidos en sus notas los debates organizados por el IFE, y dejan de destacar el papel preponderante que tienen hoy en día para contribuir a una mejor cultura política.
De igual manera, no es nueva la perplejidad de muchos ciudadanos ante el discurso del candidato presidencial priísta sobre el combate a la corrupción, el cambio de estrategia para la lucha contra la delincuencia organizada, la futura contratación del ex jefe de la policía nacional de Colombia, etc., y los hechos de corrupción de varios de los entonces gobernadores en funciones, de sus vínculos u omisiones ante el crecimiento de la delincuencia organizada –en el estado de Veracruz van nueve periodistas asesinados en la actual administración-, etc., que seguimos conociendo en las últimas semanas.
Los promocionales priístas –de la voz que se detiene, como un fonógrafo antiguo- sobre una realidad mexicana falsa, por inexacta y tergiversada, que se han difundido ampliamente, sin que su contenido haya podido ser desmentido también con amplitud por el PAN, nos dan a entender “que estábamos mejor cuando estábamos peor”. Panorama que nos lleva a la pregunta de: ¿si algunos sectores políticos, como los priistas, en realidad, prefieren y buscan un voto no informado que un voto informado? Y, consecuentemente, ¿cómo funciona el voto no informado?
Es difícil todavía, por la necesidad de profundizar en su investigación y estudio, llegar a un punto conclusivo, ya que, aunque tiene que ver con las características de falta de educación y pobreza, participan también en él las características de educación y riqueza. Por tanto, no sería válido hacer generalizaciones indebidas, que podrían resultar ofensivas.
Sin embargo, un ingrediente que funciona adecuadamente para un voto no informado, que lo podemos apreciar con claridad, es la relación que se da –prácticamente de manera natural y entendible- entre obsequios (pantallas de televisión, computadoras, lavadoras, refrigeradores, estufas, planchas, coches, viajes a la playa, pies de casa, bicicletas, hornos, etc. como lo han llegado a anunciar en ruedas de prensa), invitaciones a comidas –con diferentes sectores de la sociedad, incluidos los estudiantes–, favorecimiento al acceso a programas de gobierno, realización de convivencias familiares (con motivo de la familia, día del niño, día del maestro, día del trabajador del estado, para la tercera edad, etc.), conciertos con grupos musicales muy gustados por la gente, etc., y la afectuosa reciprocidad, casi como un compromiso, hacia quien otorga el regalo.
Los motivos de las actividades y la dadivosidad, indudablemente, son los programas de gobierno; entonces, ¿cuál es el vínculo entre estos dos, aparentemente, inconexos asuntos?
Para ayudar a la respuesta de esta pregunta, que desde hace tiempo estamos manejando en la opinión pública –gracias también a la movilización de los jóvenes universitarios del #YoSoy132-, viene al caso la interesante entrevista realizada por La Jornada Aguascalientes al ex gobernador Otto Granados, publicada el 11 de junio, en relación con la necesidad de una pedagogía colectiva necesaria para la normalidad democrática, de la cual cito: “… si el aprecio democrático es tan bajo, entonces son naturales los incentivos para preferir otro tipo de regímenes que, sin importar su arquitectura institucional ni el respeto a las reglas del juego, ofrezcan los satisfactores materiales que a la gente le importan en lo inmediato. Una situación así inhibe el componente activo ciudadano, propio e indispensable en toda democracia consolidada”.
Agrego: “En una perspectiva nacional, el poder presupuestal y político de los gobernadores… sí, en cambio, está creando incentivos para la ejecución de políticas públicas de bajo impacto y de prácticas políticas que no contribuyen a mejorar la calidad de la democracia”.
Ahora, la afirmación de que el PRI busca o necesita el voto no informado, carecería de sentido si no se viera acompañada de los hechos mencionados y de la no participación de sus candidatos a los espacios, como un debate, donde, exactamente, se va más allá de la mera propaganda política que hacen en su campaña. No tendría validez, si no se dieran hechos como la marcha por la paz, del pasado 9 de junio, en que los funcionarios que entregan los regalos, son los que afirman que sólo el candidato Peña podrá traer la paz al país.
De esta manera, si agregamos el bombardeo audiovisual de la imagen de su candidato presidencial, de la utilería de campaña (bolsos, cosméticos, cachuchas, playeras, plumas, encendedores, delantales, etc.), de las negaciones continuas de la existencia de la corrupción o el evitar que los priístas corruptos se acerquen al candidato, etc., entonces, tenemos un cuadro más despejado: que los electores que están en las redes de beneficencia decidan su voto con base en estos elementos de afectividad y de reciprocidad comprometida. Son formas de “hacer gobierno” que no impulsan la reflexión política, la autonomía y la libertad de las personas, sino que más bien pretenden cooptarlas.
A pesar de esta condición del voto no informado, la próxima elección será transparente; los electores presionados afectivamente, o los electores que, independientemente de lo que se diga de Peña –como es el asombro del artículo del New York Times del 12 de junio, reproducido por El Universal, que dice que en otra cultura democrática, con lo señalado a Peña, el candidato ya estaría por abajo en las encuestas-, voten por él, será válido.




