El año 2011 fue un año magnífico para el futbol mexicano, la selección mayor se coronó en la Copa Oro, venciendo con una muestra y talento sin precedentes a un conjunto estadounidense que en esa derrota clavaría el último clavo en el ataúd de Bradley, para luego llamar a Klinsmann. No sólo por eso, ese año fue inolvidable, también la organización del Mundial Sub 17 que derivaría en el campeonato de los de Raúl Gutiérrez, con escenas que trascendieron a nivel mundial como la chilena del vendado Julio Gómez o el gol de Briseño en el Azteca. Ese mismo año, hablando de anfitriones también una selección futura olímpica comandada por Jesús Corona se coronaría campeona. En el Mundial Sub 20 México terminaría en tercer lugar con una generación que prometía de más.
Así ahora a dos años de esos frutos vivimos un 2013 de pesadillas, estamos en el punto de inflexión, justo en este receso veraniego de las ligas europeas, el futuro de un técnico, de un dirigente y de varias generaciones de futbolistas está en juego. En primer lugar el papel decepcionante en la Confederaciones pone de alguna manera a México en su lugar. En el lugar debajo de los grandes y la eterna promesa, algunos estamos cansados de ser eternas promesas. Luego en Turquía aparece una selección agrandada que hace dos años en Torreón y en el Azteca metía la cabeza y las piernas por todos lados, porque su inocente juego no tenía valor ni estaba corrompido, ahora los agrandados Jesús Corona, Antonio Briseño y Arturo González saben que éste es un juego de billetes, que hay que cuidar las piernitas que valen millones, no importa si la playera que visten es la verde de un país, lo que importa son los visores del Milán o del Manchester United echando ojo. Dos derrotas y una victoria dan el pase por chiripa a una selección que hasta podríamos decir, mal dirigida por Almaguer, que tiene en España a su auténtico verdugo.
Por otra parte, la selección de Copa de Oro perdió contra Cruz Azul Hidalgo, así como lo oyen, un equipo que en su máxima figura encuentra al joven, promeso y futuro del futbol mexicano (sarcasmo) Braulio Luna. De mil no hacemos uno. En la Copa de Oro y en la siguiente ronda en Turquía se juega no sólo el futuro del Chepo o de los técnicos, ésos pasan y vuelven otros, pero algo que no han entendido los mismos jugadores es que estar cómodo, con un sueldo, un carrazo y una mansión en un coto como vive un futbolista en México, es de cobardes. La carrera de Marco Fabián, de Marco Bueno, del mismo Raúl Jiménez o El Tecatito Corona están en juego. La diferencia entre un jugador de calidad y uno del montón la hacen las victorias que por sus piernas se logran, y de ésas están hambrientos las estrellitas mexicanas.




