- Celebración del cincuentenario de la novela, realizado en el Palacio de Bellas Artes
- La novela es, como sus personajes, perfecta e inaprensible, detenida en la memoria: Ana García Bergua
Hace 50 años apareció la novela Los recuerdos del porvenir de Elena Garro (11 de diciembre de 1920-22 de agosto de 1998), y para celebrar la efeméride los escritores Hernán Lara Zavala, Silvia Molina, Héctor Orestes Aguilar, Patricia Rosas Lopátegui, Ana García Bergua, Joaquín Díez-Canedo y Carlos Landeros participaron en la mesa organizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Allí se destacó que se trata de una obra cardinal en el panorama literario nacional, aún vigente gracias a la profundidad de sus personajes.
La mesa fue moderada por Patricia Rosas Lopátegui, quien mencionó algunos de los reconocimientos recibidos por la autora, entre éstos el Premio Xavier Villaurrutia justamente por dicha novela, en el año de 1963; para Hernán Lara Zavala los personajes que habitan en este texto y en general en toda su producción literaria dan forma a un mundo en el que es posible encontrar vínculos con la realidad de México, en particular en el contexto de la Revolución Mexicana, escenario de esta historia.
“La novela trata sobre la búsqueda de la desgracia, en las que algunas mujeres se convierten en fuente de la desdicha o siembra de las mismas. Pero acaso lo más interesante de esta obra es que la mayoría de sus personajes tanto masculinos como femeninos son sicológicamente impenetrables, lo cual considero es un elemento básico en su literatura; todos ellos son cerrados, se limitan actuar y a tener algunas acciones que hablan un poco de ellos mismos pero nunca a profundidad.
“Así los aportes de la novela son el punto de vista de la voz que cuenta la historia, el título desde luego, el cual tomó la propia Elena Garro de una pulquería, y la lírica de la autora, con lo cual se pone al mismo nivel de obras como Pedro Páramo de Juan Rulfo; con esos párrafos en los que ella ya no se preocupa tanto por narrar sino por evocar en torno a la memoria del porvenir y del pasado de los personajes, son elementos que la constituyen como parte de las obras más importantes del siglo XX en México, sobre todo por estar escrita con imaginación y con fantasía”.
Los recuerdos del porvenir es la historia de los hermanos Isabel, Nicolás y Juan; transcurre durante la Guerra Cristera (1926-1929) en Ixtepec, pueblo que se convierte en el narrador. El siniestro general Francisco Rosas, la misteriosa belleza de una mujer llamada Julia, y las aventuras de las amantes de los militares, dan forma a una anécdota en la que los personajes responden a su deseo por encontrar el amor y la libertad, en un enfrentamiento que termina sin vencedores ni vencidos.
Ana García Bergua, escritora, en su intervención señaló como elementos fundamentales de la novela el aspecto trágico de sus personajes. “La novela es como sus personajes, como el general Francisco Rosas que sigue persiguiendo a Julia a pesar de tenerla encerrada en su cuarto. Es perfecta e inaprensible, detenida en la memoria que luego de cinco décadas de haber sido publicada nos sigue deslumbrando, como dice en sus páginas: ‘basta un esfuerzo, un querer ver, para leer en el tiempo la historia del tiempo’. Palabras llenas de fuerza, aún hoy dignas de ser pensadas y releídas una y otra vez”.
Héctor Orestes Aguilar, ensayista y experto en literatura alemana, apuntó: “considero que es muy importante realizar este tipo de homenajes a nuestros autores más destacados, referenciales y muchos veces aún vivos, pues de esta manera es posible establecer un vínculo con las nuevas generaciones, para quienes puede resultar todo un hallazgo el encuentro con autores como Elena Garro, escritora de ideas fundamentalmente políticas, quien fue vista en su momento como una novelista escandalosamente incómoda para la historia literaria y la crítica cultural.
“Considero que esto ocurrió porque es una figura muy difícil de asir, y quizá porque en general los hombres son quienes predominan en la literatura, pero ese asunto de exclusión tiene relación más con otros aspectos dignos de mencionar en una mesa exclusiva sobre el tema. Me permito citar a José Carlos Castañeda, para mi gusto quien mejor ha interpretado la obra de la autora, al decir: ‘esta novela representó la entrada de la literatura mexicana a la modernidad, registra un choque cultural que toma por asalto a la mentalidad rural, pues para el campesino, la Revolución simboliza una lucha frontal contra el progreso y la vida moderna, ya que el desarrollo de las prácticas urbanas profetiza su fin como clase social y su cultura de apego a la tierra’”.
Héctor Orestes Aguilar agregó que Los recuerdos del porvenir es una novela sobre la destrucción del edén y el eclipse de la inocencia. Elena Garro es lo más cercano en México a un tipo de escritor que se produjo en Alemania hacia el fin de la época de la República de Weimar (régimen político que se desarrolló en Alemania tras la derrota de la Primera Guerra Mundial; se dio entre los años 1919 a 1933), que se dedicó a reflexionar sobre la modernidad, lo cual redundó en la creación del término de la Revolución conservadora, término contradictorio empleado para definir los procesos de cambio en una sociedad.
Ernst Jünger (Heidelberg, 29 de marzo de 1895-Riedlingen, 17 de febrero de 1998) fue uno de sus principales actores y amigo de Elena Garro, lo cual explica la presencia de uno en otro. El tipo de escritores a los que se refirió Héctor Orestes Aguilar, junto con poetas, ensayistas, filósofos y científicos alemanes, se dedicaron a reflexionar sobre el porvenir
“La Revolución conservadora –continuó Héctor Orestes Aguilar– la realizó un grupo de pensadores que sustentaron sus propuestas a partir del desarrollo de ideas que cuestionaban el sentido de la modernidad. En ese sentido, Elena Garro hizo lo propio y plantea una versión en su novela con el planteamiento de que había la necesidad de mirar hacia adelante, hacia un futuro inexorable. Ella fue el único autor mexicano que se acercó a este concepto, a la lucidez con que se produjo.
“Los recuerdos del porvenir, al igual que otras novelas de su época, es un texto de ideas, los personajes discuten en ese nivel, hablan de las condiciones sociales en que viven, a pesar de no ser una obra política, los impregna de esa realidad. Son simbólicos la mayoría de ellos, otros son alegóricos y otros más representan al pueblo, a los campesinos en particular, a quienes en su momento, sobre todo en los años 60, Elena Garro apoyó en su lucha por la libertad”.
Con información del Conaculta




