Para infortunio de los aquicalidenses este inicio de semana nos amanecimos con la noticia de los desbordamientos de dos presas en nuestro estado, concretamente en el municipio de Jesús María. Con gran preocupación observamos la gran cantidad de problemas que esto trajo consigo a los habitantes de las comunidades afectadas, a causa de las fracturas que sufrieron las presas que, hasta hoy sabemos, estaban a su máxima capacidad y que al cubrir el agua y lodo a casas, corrales y parcelas dejó al descubierto la ineptitud de las autoridades municipales, en especial del presidente municipal quien no solo se escondió ante la tragedia sino que además, posteriormente, culpó a la dirección de protección civil de Gobierno del Estado de no emitir una alerta a tiempo para evitar la tragedia (que providencialmente no cobró vidas humanas). Esta actitud del primer edil, Martín Chávez del Bosque, merece la condena ciudadana y requiere de una investigación por parte de las autoridades competentes para el deslindar responsabilidades.
Visualicemos el pasado proceso electoral con los que buscaron ser alcaldes y que acudieron a las comunidades, hoy afectadas, a pedir el voto. Imaginemos a los habitantes diciendo: “candidato: mi cuartito se gotea”–“las calles no tienen pavimento”–“el arroyo está siendo utilizado como basurero”–“mi hija no tiene pañales”–“NO TENEMOS ESCRITURAS DE NUESTROS TERRENOS PORQUE EL VENDEDOR SOLO NOS DIO UNA HOJA DE CUADERNO COMO RECIBO”
¿Quién se detuvo a reflexionar sobre este último reclamo? –Lejos de buscar la forma para reubicar a los habitantes de zonas irregulares expuestas a altos riesgos, los espléndidos candidatos de los “partidotes” optaron por estimular, irresponsablemente, el crecimiento de la precaria infraestructura regalando materiales de construcción a cambio del voto pero asegurando irresponsablemente con ello la permanencia de la población en las zonas de riesgo. En similar situación se encuentran colonias y comunidades de otros municipios e incluso de nuestra propia capital, como es el caso del asentamiento irregular Los Pericos y la colonia Palomino Dena, que se encuentran junto al bordo “Santa Elena” cuyo vertedor está aun sin entubar a un costado del boulevard Guadalupano.
Hay lugares donde grupos sociales, partidos políticos o simples vivales han impulsado la creación de colonias o comunidades de las llamadas “irregulares” que sin estudio de suelo ni revisión por parte de las autoridades que les pudieran alertar de los riesgos ya sea por fallas geológicas, cercanías a arroyos y presas o que se encuentran justo debajo de torres eléctricas de alta tensión, se ofrecen a precios irrisorios pero solo entregan simples papeles o documentos en hojas de maquinas con sellos apócrifos, obviamente sin ninguna validez.
Hoy externo mi preocupación por las cientos de familias que ya están en estos lugares y mi inquietud por encontrar soluciones para impedir que se sigan presentando tragedias.
Debemos de exigir al gobierno del estado se revise y actualice ¡ya! el atlas de riesgo en el Estado y lo comparta con los presidentes municipales para que se tomen las debidas precauciones, es necesario, también, contar con un plan de contingencias estructurado y bien coordinado para evitar que se presenten emergencias como la vivida en el municipio de Jesús María, manteniendo permanentemente en alerta a la población que habita las zonas de alto riesgo en todo el estado, girando instrucciones a los encargados de las áreas de protección civil en los municipios y que estos generen un responsable de Protección Civil por colonia o comunidad que sean los responsables de hacer el llamado de alerta y de crear grupos de reacción entre los mismos pobladores ante estos fenómenos, hasta hoy no he escuchado ni visto mensajes, reuniones ni propaganda que alerten a los vulnerables de estas zonas.
Evitar que se sigan utilizando recursos públicos para el fomento y crecimiento de estas colonias será un reto importante para los gobiernos del estado y de los municipios, ya que estos asentamientos solo generan incertidumbre, que es un sentimiento propicio para aceptar dádivas con la expectativa de pronto ser regularizados, pero bien sabemos que no es así, por el contrario, a estas personas se les pone como “carne de cañón” para que las “agrupaciones sociales” logren posiciones y crecimiento aprovechándose de la necesidad de los pobladores de estos insalubres e inseguros lugares que son muestra de la pobreza aun existente en nuestro querido Aguascalientes.
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