Comienzo este día mi colaboración enviando mis sinceras condolencias a todas las familias mexicanas que han perdido a sus seres queridos y sus pertenencias a causa de los fenómenos naturales que han azotado a nuestro país, y hago una convocatoria a todos para ayudar y solidarizarnos con ellos.
El tema que hoy le comento, lo hago debido a que creo que ningún país está exento de pasar por una guerra civil como la que está padeciendo Siria, pero con algunos componentes que trataré de abordar, para darle cuerpo a lo que creo son las nuevas reglas de juego de las grandes potencias frente a los países “emergentes”, “de segundo y tercer mundo”, “los del sur”, etc.
Este conflicto comienza con reclamos de la población hacia el régimen de Bashar al Assad, en marzo de 2011. Las protestas y manifestaciones fueron reprimidas de una manera brutal por parte de las fuerzas armadas sirias y la Mukhabarat (policía secreta), por milicianos pro-gubernamentales –los sabihas, temidos por sanguinarios y asesinos–. Este cuerpo represor, en todo el país cometió crímenes terribles, con lo cual se demuestra que el régimen de Assad no tiene justificación por lo que ha hecho. La represión dio como resultado un escalamiento del conflicto y el rechazo de la población al gobierno.
Para empeorar las cosas, a mediados de 2012 los “salvadores” del pueblo sirio, en lugar de buscar a través de los organismos internacionales y de la presión económica hacer que el gobierno sirio se abriera a la democracia, decidieron enviar a los rebeldes armas pesadas, explosivos y, según los expertos, a través de los satélites espías dieron información de inteligencia y lograron enviar señal espejo de los canales de televisión sirios, en los cuales se mostraba un avance de las fuerzas rebeldes tomando ciudades importantes, replegando al ejército y mostrando la rendición de gran cantidad de soldados y oficiales de las fuerzas de Assad. Todo esto era falso pero impactó en la moral del pueblo que seguía en paz y trabajando.
Algo que no se ha dicho es que a raíz de estos acontecimientos las fuerzas opositoras se extendieron en una gran parte del país, sobre todo donde se encuentra la población mayoritariamente Sunita, obligando a Assad a concentrarse en sus ciudades y bases principales.
Estos grupos se han caracterizado por su ferocidad al igual que Assad, importándoles poco la población civil que ha quedado en medio del fuego. Assad con sus bombardeos y ellos destruyendo, a la fecha, más de 300 iglesias cristianas y obligando al éxodo de más de 300,000 cristianos y persiguiendo a los que aún se encuentran en el país. Esto no se comenta en los medios, pues es muy grave. Estamos ante una guerra religiosa encubierta. Assad, dentro de su régimen totalitario, había permitido la convivencia religiosa entre las diferentes creencias y hoy los rebeldes han terminado con ese estatus.
Durante el 2012 y el presente año, los dos frentes, el Al-Nusra (yihadista) y el ejército sirio libre, se coordinaron para lograr adueñarse del 70% del país, pero la oposición Siria en su mayoría está compuesta por Sunitas, los cuales son los menos preparados y los más radicales, esto aunado a que los gobiernos intervencionistas occidentales, norteamericanos, ingleses y franceses principalmente, solamente reconocen a la Coalición opositora siria –reconocida también por las organizaciones internacionales, satélites de los norteamericanos–, la cual fue creada en Doha en noviembre de 2012, y en la que también participaron países árabes interesados en quitar de en medio a Assad. Esta convención también reconoce al Consejo Nacional Sirio, a la Comisión General para la Revolución Siria y a los Comités de Coordinación Locales.
Para darnos una idea de cómo se manejan, debo decirles que en Doha se eligió a Ahmed Muaz Al Hatib como jefe de la coalición, y el 24 de Marzo pasado renunció por la “indiferencia” de la comunidad internacional, pero realmente renunció por la falta de unidad de la oposición y la falta de disciplina, así como los excesos en que están incurriendo. Todo esto por ser proclive a que la salida del conflicto debería de darse a través de la negociación y esto irritó a sus compañeros.
Desde diciembre de 2012, se creó el mando supremo militar conjunto y quedó al frente el general Salim Idriss, antiguo general del ejército de Assad. Este señor es ignorado olímpicamente. Según la ONU, existen en Siria más de 1000 milicias armadas y las ligadas a Al-Qaeda son las más violentas y combativas y ahora se están enfrentando a los Kurdos que eran sus aliados.
Así, un país fragmentado, desangrado y a punto de convertirse en otra Libia e increíblemente, siendo Al-Qaeda el enemigo número uno de Estados Unidos, no se comprende por qué está siendo armado por ellos mismos. Por eso se dice que los norteamericanos no tienen amigos, tienen intereses.
El ataque con armas químicas del pasado 21 de Agosto estuvo a punto de desencadenar el ataque de los norteamericanos solamente para debilitar a Assad y poner de nuevo sobre rieles a los opositores; sin embargo la intervención de Rusia y China para evitarlo y forzando para que se investigue bien quién las usó, resulta que fueron con cohetes rusos que fueron vendidos a los terroristas cuando la caída de la URSS, y que el gas sarín es probable que la guerrilla lo tenga. Lo cual se traduce en un problema más.
Lo anterior nos debe alertar. Sólo se necesita que un país tenga materias primas que necesiten los ricos, los que tienen las armas y que su pueblo esté sojuzgado, irritado y desunido, para que estos países insaciables se decidan a invadir de manera subterránea a estos países y los saqueen. Hoy sólo es cuestión de ver a todos los que cayeron en la “primavera árabe” provocada desde el exterior.
