No hace falta decir que una de las etapas más complicadas de la vida es esa transición entre lo infantil y lo juvenil: la adolescencia. Y es que, todos lo sabemos, los cambios físicos y psicológicos que se experimentan en esa edad crean un estatus muy peculiar. En mi etapa de profesor en distintos niveles -si bien todos tienen sus complejidades y sus muy personales estilos-, fue cuando estuve en las clases de Historia Universal e Historia de México en la Secundaria Cedros el momento que más he aprendido sobre pedagogía y sobre la vida misma; el compartir enseñanzas con los aún niños de primer grado, los rebeldes de segundo y los pretenciosos pre-jóvenes que son los de tercero, ha sido una maravilla. Por cierto, esta secundaria, de la mano de su director académico, el Ing. Carlos Alberto Flores de la Rosa, se ha llevado el primer lugar estatal en la prueba Enlace ¡felicidades a todo el equipo del que aún me siento parte!
Una de las versiones más violentas de estos cambios y la locura que se experimenta en esta edad es Kids (1995), aquella controversial ópera prima de Larry Clark a la que siguió Bully (2001) y la amalgama de estas dos que es Ken Park (2002). Desde su muy peculiar visión pesimista del mundo adolescente en los Estados Unidos, el también fotógrafo Larry Clark destaca una historia donde los jóvenes tienen acceso directo y sin restricciones al alcohol, las drogas y el sexo con desenlaces nada alentadores, como el de Telly, uno de los protagonistas que termina infectado e infectando a otros tantos de Sida. Estas tres películas contaron con la participación del guionista Harmony Korine que es además director de Spring Breakers (2013), otra de teens norteamericana.
La contracara de la moneda, la parte conmovedora y tierna de estos cambios hormonales y la locura que se experimenta con ellos es Lucas (1986) o como se le conoció en México La inocencia del primer amor, que es de mis tiempos (tal vez los adolescentes de hoy preferirían a Hanna Montana y a Miley Cyrus que, por cierto, a su muy propio estilo experimentó esa rebeldía de la adolescencia tardía cuando viró de chica-Disney a chica-twerking, la versión pop o fresa del perreo reguetonero). Lucas es un sencillo niño nerd que se enamora de la clásica chica guapa y rica que en realidad lo quiere como amigo, pues a ella le atrae el capitán del equipo de futbol, un jovencísimo Charly Sheen. La trama es muy divertida, como cuando Lucas decide jugar americano con la idea de impresionar y termina en el franco desastre que, dado su pequeña condición y sus, en aquel entonces, anticuados lentes de pasta, era previsible augurar. Como toda esta tipología de comedias adolescentes, el final es un feliz rompimiento de rencillas que une a todos los protagonistas al estilo de We go together (like rama lama lama, ke ding a de dinga a dong, remembered for ever like shoo bop shoo wadda wadda yipitty boom de boom…).
La condición tan peculiar de los adolescentes, que lo mismo los lleva de la sima de Kids a la cima de Lucas, debería enfocar al estado a crear instituciones especializadas, lo que prácticamente no ha sucedido, salvo el estado de Aguascalientes que de la mano del Ing. Carlos Lozano de la Torre gobernador constitucional y su señora esposa, la maestra Blanca Rivera Río de Lozano, han generado un modelo de atención destacado a nivel nacional: La Casa del Adolescente. El pasado lunes, en un ambiente totalmente festivo y con más de 16,000 chicos que abarrotaron el parque El Cedazo, celebramos el primer aniversario de este proyecto que ya es objeto de atención, reconocimiento y ejemplo a nivel nacional pues implica una atención multidisciplinaria a este sector vulnerable de la población. Concebido como proyecto transversal, participan todas aquellas dependencias y entidades del Gobierno del Estado que de una u otra forma pueden brindar un servicio especializado de tal forma que lo mismo se encuentran servicios de salud, psicología, clases de música, deportes, educación y un gran y largo etcétera.
El punto nodal es muy claro, La Casa del Adolescente es un proyecto en el que se “fomenta el gusto por la vida y se atiende con dignidad y calidez a este grupo social que estaba en el olvido de los programas sociales” y vaya que se ha logrado, y no me refiero al lunes pasado, basta con que cualquiera se apersone en las instalaciones que ocupa esta nueva institución, para que vean que diariamente cientos de adolescentes viven intensamente en la gama de actividades que se llevan a cabo ahí, esto se traduce en más Lucas y menos Telly, más desarrollo de nuestros jóvenes con todos los beneficios que esto significa para la sociedad en general.




