- Jóvenes indican que fueron retirados con violencia del lugar
- “Ya no hay diálogo entre el pueblo y los gobiernos”, aseguran
Alrededor de las 20:00 horas de ayer domingo el edificio del Congreso del Estado fue cercado por 17 patrullas conocidas como “cebritas” y más de 20 elementos de la Policía estatal; recibieron la orden de no dejar que se instalaran jóvenes manifestantes que habían anunciado su llegada desde la tarde, como muestra de su desagrado a las reformas Energética, Hacendaria y Educativa.
A las 21:30 horas los jóvenes comenzaron a llegar; tres de ellos, colocados en la puerta principal del recinto, fueron amenazados por 17 elementos de seguridad que rodearon el espacio dejándolos encerrados. “Si lo quieren que se salgan de aquí, no pueden estar sentados en este lugar”.
Con las armas en mano los policías solicitaban a los manifestantes que se retiraran del lugar ya que “estaba prohibido”, aseguraron que en la ley decía que determinados metros a la redonda del Congreso y Palacio de Gobierno debían estar resguardados por la policía.
“Ya no hay voz colectiva ni diálogo entre el pueblo y los gobiernos”, gritaban los jóvenes invitando a los transeúntes a unirse a la lucha; obtuvieron una respuesta favorable pues, conforme pasaban los minutos, el número de asistentes aumentó, así como el apoyo de los automovilistas que pasaban por la calle Madero. Aseguraban estar en pleno derecho de manifestarse pues lo hacían en modo pacífico y sin agredir a terceros, sin embargo una y otra vez se les pedía su retiro; después de casi dos horas de diálogo, los elementos comenzaron a actuar.
Uno de los jóvenes indicó que fueron atacados físicamente y retirados del lugar con la fuerza pública, “nos rompieron la casa de campaña, las pancartas, tiraron nuestras cosas y nos golpearon”, aseguran tener pruebas de ello; el día de hoy asistirán al Ministerio Público a presentar la denuncia correspondiente ya que indican que no sólo violaron sus derechos a manifestarse, sino que también fueron víctimas del abuso de poder de los elementos de seguridad.
Foto: Gerardo González
