Todo inició cuando Ricardo Serrano Rangel aún era estudiante de la universidad Bonaterra, pero gracias a su trabajo al frente de del área de desarrollo social de este centro de estudios superiores, así como al de los alumnos que participan con él, los beneficios del programa “Universitarios en toda su expresión” ya son palpables.
Según comenta Ricardo, al inicio del programa él y sus compañeros quisieron apoyar a las comunidades marginadas de Aguascalientes, pero se dieron cuenta de que “el que mucho abarca, poco aprieta”, así que decidieron, con base en un estudio, dedicar su trabajo a sacar adelante una comunidad a la vez.
La visión de este programa es “casarse” con una comunidad por un lapso de 25 años, durante los cuales se otorgan a sus integrantes las herramientas necesarias para salir adelante, una vez que se detectan las carencias que padecen.
En esta ocasión, el activista nos mostró parte de la labor social que la universidad Panamericana, en colaboración con alumnos de la Autónoma de Aguascalientes (UAA) y la Cuauhtémoc (UC), ha realizado en la que hace 10 años era una de las colonias más conflictivas y olvidadas de Aguascalientes: la Vicente Guerrero.
Como parte de “Universitarios…” los estudiantes de nivel superior que liberan su servicio social en este proyecto acuden cada sábado a trabajar con ancianos, mujeres y niños habitantes de esta colonia.
Dentro del proyecto de “Desarrollo de Jefas de Familia”, o “jefas”, como entre integrantes le llaman, les dan pláticas, les enseñan manualidades y desarrollan con ellas actividades que las ayudan a desempeñarse mejor como amas de casa, pero fomentan también su independencia, potencial e individualidad como seres humanos.
En los años que la UP lleva trabajando en esta colonia, las amas de casa han recibido pláticas sobre autoestima y valores, comunicación entre los miembros de la familia y han aprendido otras actividades que les ayudan a obtener ingresos extras en diferentes épocas del año.
El más reciente proyecto, que está por echarse a andar, es una lavaduría y planchaduría que ellas mismas operarán, organizándose por turnos, de manera que generen un ingreso económico sin descuidar a su rol de madres y esposas.
No se trata de darles dinero, o donarles cosas, aclara Ricardo. Se les capacita en actividades productivas que pueden desempeñar dentro de su comunidad y mediante las cuales se crean fuentes de empleo.
A los niños de primaria y secundaria, como parte del proyecto “PUEDE” (programa universitario de estímulo al desarrollo escolar) les imparten cursos de regularización en español y matemáticas, han realizado viajes culturales a otros municipios del estado y también les han ofrecido pláticas y actividades mediante las que han cambiado su mentalidad y sus patrones de imitación por una verdadera identidad, aprendiendo la importancia del trabajo en la comunidad y de la preparación escolar para alcanzar las metas.
En el caso de la gente de la tercera edad, se cuenta con un pequeño huerto que cuidan tres señores; en él siembran frijol, rábano, lechuga, calabaza, papaya, hierbas de olor, entre otras frutas, verduras y hortalizas que, si bien no se cosechan en cantidades, sirven de ayuda a la comunidad.
Otra de las acciones del programa, en la que participan alumnos de las licenciaturas de nutrición, de la universidad Cuauhtémoc, y de optometría y odontología de la Autónoma de Aguascalientes, consiste en visitas anuales donde realizan consultas y chequeos, enseñando también técnicas, recetas de cocina y acciones que promueven el cuidado de la salud y la buena nutrición de los pobladores de la colonia.
A pesar de que lleva en esto muchos años, Ricardo piensa que “es increíble que en Aguascalientes, a estas alturas de la historia, haya casas de cartón y marginación”, que haya 10 familias viviendo en una casa pequeña, que el agua no esté entubada y hechos por el estilo. “Esa es la realidad de aquí”, dice.
Afortunadamente, “Universitarios en toda su expresión” ha generado convenios y motivación para que instancias municipales y estatales emprendan acciones similares en otras colonias de la ciudad, ya que la delegación donde se encuentra la Vicente Guerrero alberga al 20 por ciento de la población que vive en la ciudad.
El programa cuenta con otros proyectos, como “Se vale decir que no”, que busca prevenir el consumo de drogas; “Semilla”, que confronta a madres e hijos, dándoles seguimiento; “Computeca Rural”, para comunidades en el campo, por mencionar algunos, que se aplican en otras áreas donde también se hace servicio social.
Durante todo el año, la unidad de desarrollo social de la UP trabaja en comunidades urbanas y rurales de Aguascalientes, apoyándolas con becas y útiles escolares para niños de escasos recursos; campamentos de verano de fomento al deporte; reparaciones menores en rancherías, etc., todo lo cual se hace a través de donativos.
Pero no todo ha sido miel sobre hojuela, reconoce Ricardo, pues incluso el mismo ha resultado herido en peleas “campales” que han derivado de actividades deportivas, riesgo que corren todos los que colaboran en estos proyectos.
Sin embargo, afirma que es un trabajo que le gusta: “como ya ando en eso, salirse es complicadísmo. Como me gusta mucho, pues ya no lo puedes dejar tan fácil”.
Ricardo y sus colaboradores han recibido, en 2001 y 2007: premio estatal de la juventud en labor social. 2003, 2004, 2005 y 2006: reconocimiento nacional al servicio social comunitario. 2006: premio al desarrollo social de la Laureate International Foundation. 2004: premio al mejor proyecto social del año, del instituto mexicano de la juventud.




