Después de seis años (y si me permiten un poco más) de campaña de Andrés Manuel López Obrador, una campaña del mismo periodo de Enrique Peña Nieto, y sólo de seis meses de Josefina Vázquez Mota, terminaron las elecciones a presidente de México para el periodo 2012–2018.
¿Y ahora, qué sigue?
Bueno, pues algunos de los actores de este melodrama ya han fijado su postura. Primero que nadie, Josefina Vázquez Mota como toda una profesional de la política y en congruencia con lo que ha dicho y hecho a través de su trayectoria profesional y política, aceptó que las tendencias no le favorecían, de hecho, que ya había probablemente un ganador. En ese mismo tenor, el ya famoso y antes ignorado Gabriel Quadri (que por cierto, parece que tiene raíces hidrocálidas) no sólo agradeció a todos los que creyeron en él, sino que felicito a JVM por su actitud y recomendó a AMLO seguir en ese mismo tenor.
Y pues bueno, AMLO, en todo su derecho como ciudadano, busca impugnar las elecciones, por el “fraude” y “acarreo indiscriminado”. En mi forma personal de ver la política, incongruencia con su campaña, pero totalmente congruente con quien es. AMLO es golpeador, si no le das, arrebata, es el típico mexicano Infante–Negrete, salido de una película de Ismael Rodriguez; aquel que el pueblo quiere, que no llega a tener éxito, pero que si no lo logra por la buena, lo hará por la mala. Estuvo a un tris de lograr que en México pudiéramos pensar que la izquierda había superado la época de Reforma y Juarista (la cual no fue mala en su momento, pero es urgente que se modernice) y pavimentar el escenario para futuros candidatos naturales (la izquierda es la que tiene actualmente un prospecto a candidato fuerte y que fácilmente puede empezar a hacer “campaña” hacia el 2018, en Marcelo Ebrard, que si me permiten comentar, él sí hubiera ganado de ser el candidato de las izquierdas en estas elecciones). Pero no fue así, mostro su rostro, el del PRI de Echeverría, de López Portillo, intransigente, “echado ´pa delante”. Todavía tiene la oportunidad, porque si bien es cierto hubo irregularidades, las mismas fueron en todos los partidos políticos, basta recordar el terrible accidente en Michoacán donde murieron muchas personas que regresaban de un acto político del PRD (es decir, eran acarreados). Y si piensa que es igual de sencillo como en el 2006 pedir un voto por voto, en este caso es difícil, la diferencia entre Peña y AMLO es de más de 3 millones de votos, casi nada. ¿Elección de Estado? Difícil pensar en eso, si hubiera sido así, en Aguascalientes el PRI habría ganado todo, mientras que sólo se quedó con el distrito que tradicionalmente ha votado por él. El Distrito II, que se pensaba era priísta, se perdió por escaso margen ante una candidata que no prendía del todo y que muchos pensaron que llegó porque nadie quiso pelear en ese distrito y perder su “capital” político. Sin embargo se ganó.
Entonces ante la evidencia del triunfo del PRI, he visto en redes sociales sobre todo entre los jóvenes, un desánimo, un descontento y frases tales como “México, me dueles”, “Por 500 pesos votaron seis años de miseria pendejos” y muchas otras frases que denostaron por un lado el voto de los que no pensaron como ellos, o aquellos que más que por conciencia, votaron por sobrevivencia, ya que desafortunadamente hay la mayor cantidad de pobres en México en toda su historia, más de 50 millones.
Pues es ahora, estimados compatriotas, cuando México saldrá adelante, recordar que salimos adelante a pesar de dos imperios, uno de ellos, terrible para el país como fue el de Maximiliano, salimos adelante a pesar de Antonio López de Santana, el famosísimo quince uñas, porque sólo esas le quedaban para robar; a una revolución sangrienta, a un PRI de 70 años ya un PAN que seis años (los de Fox) fueron para el olvido y en seis a Calderón no le alcanzó (otra cosa hubiera sido si Fox en lugar de estar tan enamorado en Martha Sahagún, hubiera hecho lo necesario y los puentes para lograr el cambio en el país).
¿Qué hacer?
Fácil, y le tomo la palabra a Antonio Navalón, editorialista político. El PRI y Peña Nieto, pedían el control del Congreso para lograr los cambios que el país necesita, parece que lo tendrá, así que pretextos no existirán. Necesitamos una Reforma Laboral que premie la productividad en lo económico, que esa productividad no son como mi amigo Francisco Aguirre dice “horas sentadera”, sino “horas cerebro”, una Reforma Fiscal, que beneficie al gobierno en una mayor recaudación pero menor complicación para el empresario, las Reformas Políticas necesarias para que la democracia se consolide.
No sólo eso, es necesario hacer un banco de promesas y compromisos de campaña. Peña Nieto estuvo firmando a diestra y siniestra por todo el país promesas. Pues bien, ese banco estaría separado por entidades o regiones y en cada una de ellas, tener comités de vigilancia, de cumplimiento en tiempo, forma y cantidad, que no haya abuso de poder o dinero en el cumplimiento de los compromisos. Eso, es lo que podemos hacer desde ahora.
¿Quieres que no haya más corruptelas y compra de votos? Educa a un compatriota que no tiene la posibilidad de tener la educación que tienes tú. Ni AMLO, ni EPN, ni Quadri, ni JVM cambiará el país sino cambias tú primero.
No más quejas, ahora viene el México moderno, que vigilará el compromiso cumplido, que exigirá a sus políticos y en caso de que no lo cumplan, los demandará.
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