Estimado lector, el día de hoy dejaremos de lado las noticias económicas o políticas para hacer una reflexión sobre el gran paradigma empresarial. Un paradigma es una estructura mental que nos ayuda a tomar decisiones y solucionar problemas, está muy arraigado y aun cuando es útil durante un tiempo, se torna obsoleto y no nos deja avanzar. Se ha comentado en el ámbito empresarial, con justa razón, que la innovación es la herramienta que hace posible que los negocios funcionen más tiempo, y que cuando una empresa deja de innovar, termina muriendo irremediablemente. El ejemplo más sonado de este paradigma es Kodak Eastman, empresa de más de 100 años, que llegó a ser el prototipo mundial de innovación y acaba a principios de este año declararse en quiebra. ¿Por qué pasó esto?
Robert Herbold1 hace notar que hay nueve “pecados” que pavimentan el camino a la quiebra, la obsolescencia y la decadencia de los negocios, y me permito tomarlos y enumerarlos:
Inercia. Es insistir en los agotados modelos que tuvieron éxito en el pasado, y que ya no son tan rentables.
Orgullo. Éste es uno de los grandes pecados empresariales, ya que se permite el envejecimiento de productos y servicios debido al orgullo “familiar” o “empresarial” que nos impide desechar los mismos o actualizarlos, “porque mi abuelo, el fundador (y se ponen de pie en ese momento) con eso empezó y formó la empresa que es hoy”.
Complejidad. No prestar atención a la simplificación de procesos, productos, o servicios y por tanto, tener costos más altos.
Engreimiento. Justificar la pérdida de velocidad, agilidad y capacidad de respuesta culpando a otros de ese posible fracaso.
Mediocridad. Disculpar el rendimiento deficiente y permitir que el ímpetu, la energía y el entusiasmo de los colaboradores decaiga, no sólo eso, no permitir que se salga de ese estado.
Letargo. Adormecerse arrullado por la confianza y el espejismo de la zona de confort, del lugar donde me siento “cómodo”.
Aburrimiento. Atarse al posicionamiento exitoso de la marca, incluso cuando el mismo mercado ve la marca como vieja, deslucida, antigua y dejarse llevar por el llamado “aburrimiento empresarial”, donde se trabaja, porque se tiene que trabajar y se es feliz con eso.
Indecisión. No enfrentar a los detractores del cambio en la empresa ni a los reyes que se han formado en los distintos departamentos de la misma y que más que buscar el cambio, lo frenarán ya que es para ellos más importante el poder que tienen que el bienestar empresarial.
Confusión. Comunicar débil y ambiguamente, o de manera errónea los mensajes de cambio dentro de la empresa.
Éstos son las principales causas por las que una empresa puede llegar a caer en obsolescencia y son fácilmente identificables por todos nosotros. El problema empieza a tenerse cuando no sabemos cómo innovar. Es por eso que a partir de este editorial, veremos un poco de las noticias mundiales económicas para hacer énfasis en las estrategias empresariales que pueden llevar a todos ustedes a tener como dice el lema de Coparmex “más y mejores empresas”. La primera herramienta que comentaremos es la que Edward de Bono desarrolla en su libro Seis sombreros para pensar.
De Bono nos hace reflexionar sobre el tipo de pensamiento que tenemos, es más, pone énfasis y relevancia en que debemos (sí, de tener que hacer) pensar de forma diferente a como estamos acostumbrados y para eso hace una analogía entre las seis formas diferentes de pensar que él propone y sombreros de color. Cada color de sombrero es una forma de pensar con características diferentes. Es así como:
El sombrero blanco es el pensamiento analítico, objetivo. Pone énfasis en los hechos y la factibilidad de las propuestas.
El sombrero rojo es el pensamiento emocional, sujeto a las emociones, percepciones y opiniones.
El sombrero negro es el pensamiento crítico, el pesimista del grupo, identifica problemas de manera inmediata, es escéptico y crítico de las ideas nuevas.
El sombrero amarillo es el pensamiento optimista, siempre ve el mejor escenario ante las problemáticas que se le presentan.
El sombrero verde es el pensamiento asociado a la creatividad, a las nuevas ideas, a la construcción de las soluciones.
El sombrero azul es el pensamiento estructurado, el que sintetiza lo expuesto por todos los anteriores para dar la mejor solución.
De Bono comenta que ante una problemática, hay que poner en blanco y negro las posibles soluciones desde la óptica de cada uno de los sombreros para llegar entonces sí, no sólo a la solución óptima, sino a la creatividad e innovación en la solución del mismo. Aún lo descabellado puede funcionar bajo este método.
De hecho, éste es un buen ejercicio (que dicho sea de paso, está muy sintetizado en este editorial) sobre todo para solucionar problemas, o tener ejercicios de innovación en equipos de trabajo, ya que si le damos el sombrero azul a alguien que sabemos que siempre es pesimista, ya estamos haciendo que cambie sus estructuras mentales para bien.
Éste es entonces el primero de varios ejercicios empresariales que vamos a estar publicando en esta columna estimado lector, de hecho, si tienes alguna recomendación, con gusto la podemos platicar en este espacio.
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(1)Herbold, R. (2007) How the best companies survive the nine traps of wining. Nueva York: McGraw Hill.
