De las 57 mil monjas católicas que hacen trabajo religioso en los Estados Unidos, más del 80 por ciento en estos últimos años ha entrado a una pugna con el Vaticano. La Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas (LCWR por sus siglas en inglés) ha luchado junto a la sociedad e incluso ha hecho lobby político para mejorar los derechos de las mujeres, la LCWR apoyó al presidente Barack Obama cuando planteó la reforma de salud en la que estaría incluyendo el seguro obligatorio de cobertura de métodos anticonceptivos, mientras el ala ultraconservadora y las voces oficiales de la iglesia católica a través sus obispos se oponían a dicha reforma.
Entre las voces que han mantenido censurado a este importante número de monjas ha sido nada más y nada menos la de Jorge Mario Bergoglio, el actual jerarca católico. Ya antes el mismo Joseph Aloisius Ratzinger igualmente había desaprobado el trabajo a favor de los sectores de la población más desfavorecidos que este enorme grupo de mujeres católicas venía haciendo.
En ambos casos el señalamiento ha sido: “firmeza contra monjas feministas radicales”, la postura principalmente ha sido por dos cuestiones, una que este enorme grupo de religiosas ha mostrado lo que para la iglesia es una flexibilidad en torno a dos temas, anticoncepción y homosexualidad, para la iglesia estas discusiones ni siquiera deben existir dentro de sus estructuras. La otra sucumbir ante el avance del feminismo.
Principalmente ha sido Simone Campbell, una monja quien en el ejercicio de un trabajo realmente comunitario ha salido y recorrido los Estados Unidos criticando la forma en que el partido conservador, es decir los republicanos pretenden distribuir el presupuesto, ignorando la importancia de un mejor gasto social, otra pugna importante al interior de esta agrupación LCWR es la toma de decisiones y una mayor participación de las monjas, el principal argumento que ellas plantean es el enorme trabajo que durante años han realizado junto a las personas más pobres y cómo este trabajo ha fortalecido a la iglesia.
¿Feminismo dentro de la iglesia católica? Sí. Ha quedado demostrado no sólo en los Estados Unidos, también en América Latina y desde luego en México que el feminismo toca cada rincón sagrado cuestionando su poder basado en la supuesta superioridad sexual de los hombres sobre las mujeres. Un ejemplo, católicas por el derecho a decidir, además de un sinnúmero de monjas que trabajan en cada rincón de este devastado país, no sólo con el trabajo a favor de las mujeres, también de los grupos más pobres incluyendo a migrantes.
¿Cómo es que el feminismo se ha colado por los muros de la iglesia? Porque está muy ligado a la justicia, mientras la iglesia está fundada en la inequidad, muchas mujeres religiosas conocen la pobreza, viven la violencia, el autoritarismo, y están al centro del patriarcado por eso pueden ver el lado opuesto y luchan por prácticas más feministas.
No hay argumentos éticos ni humanistas que justifiquen la subordinación de las mujeres hacia los hombres en cualquier organización, no es suficiente el mito del cuerpo sagrado y el cuerpo envenenado, tampoco usar la imagen de dios tomando en cuenta sólo su sexo para legitimar tanto poder.
Pero ¿hay aún algo más radical que el feminismo dentro de la iglesia católica? Sí, el lesbofeminismo. Esto ya lo registran en su libro las ex monjas Rosemary Curb y Nancy Manahan Monjas Lesbianas, se rompe el silencio editado por SEIX BARRAL, S.A., 1970, el trabajo contra la violencia, la jerarquía vertical no sólo de la iglesia católica sino de una organización social que vive el mundo impregnado de patriarcado, replantea la posibilidad de un lugar diferente dónde vivir a través de la construcción de relaciones horizontales entre mujeres, no sólo las sexuales aunque también las implica pero no las centra exclusivamente en el sexo, sino en la cotidianeidad, en el apoyo y la sororidad que se da entre mujeres, los lazos afectivos, eróticos entre ellas, como lo demuestra el libro citado que rescata del silencio varias experiencias vividas de monjas hoy en día militantes lesbianas, son una pequeña muestra del poder feminista ante uno de los pilares sagrados de la cultura masculina, la religión.
El feminismo no ha cejado ante las amenazas y la censura eclesiástica, en el 2012 un comunicado oficial del Vaticano censuraba el libro de otra monja, esta vez se trató de Margaret A. Farley y su obra: Sólo amor. Un marco para la ética sexual cristiana. Libro que abiertamente defiende la masturbación, la homosexualidad y el divorcio. Después de que sus autoridades buscaran coaccionar a la autora para que voluntariamente impidiera la publicación del libro desde el 2006, una vez publicado y ante la insistencia de que se retractara de lo escrito, terminaron por definitivamente oficialmente condenar el libro y de paso a la autora.
Con la exposición anterior quiero mostrar que aunque constantemente la iglesia mantiene una pose de rechazo hacia algunos temas, principalmente las relaciones entre personas del mismo sexo, el aborto, el divorcio, la masturbación, la anticoncepción y algunos más, es importante señalar que la jerarquía católica es un grupo élite quienes rechazan estos temas y se adjudican la voz general, son sus posturas intolerantes las que ordenan pero en sus bases religiosas los discursos y prácticas como en todo el mundo siguen surgiendo otras propuestas verdaderamente justas y libres de organización y expresión de toda la humanidad.
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