En este mes se conmemora la lucha contra el cáncer de mama a nivel mundial que cobra en nuestra entidad de 48 a 50 muertes de mujeres al año. Curiosamente tiene más resonancia que el día de la mujer o el día internacional contra la violencia de género, para muestra véase como cadenas de supermercados, figuras públicas, Instituciones públicas o medios de comunicación se han sumado a las campañas de prevención, en cambio, cuando se les invita a participar en campañas contra la violencia hacia la mujer, delito que dobla la cifra de muertes a nivel mundial, hacen oídos sordos. ¿Ironías de la vida o están convencidos de las mujeres sufren violencia porque quieren? Debido a tan importante fecha nos acercamos a la historia con perspectiva de género y gracias a los esfuerzos del equipo del INAH Aguascalientes y el Museo Regional de Historia, encontramos un dato interesante sobre la práctica de la mastectomía en el Aguascalientes del siglo XVIII y la historia del cáncer de mama a lo largo de la historia de la medicina que, por mucho tiempo, ha olvidado detenerse en las enfermedades de las mujeres.
En 1938 el poeta surrealista André Bretón visitó a Frida Kahlo y Diego Rivera en Casa Azul en México y adquirió, entre otras cosas, una pintura del siglo XVIII conocida como “El exvoto de Josefa Pérez Maldonado”. Los exvotos son pinturas que se elaboraban y se continúan elaborando en agradecimiento a un favor o milagro concedido por alguna figura divina de la Iglesia Católica, ya sea Jesucristo, determinada virgen, santo o santa. La comunidad católica acostumbra, ante un suceso desafortunado como accidentes, enfermedades o bien acontecimientos de celebración como nacimientos o bautizos, agradecer las bondades obtenidas a los patrones o patronas de las Iglesias. Para Khalo y Rivera, los exvotos son una muestra de la fusión de la visión indígena y católica en la idiosincrasia mexicana que, con la práctica social, fueron conformando el patrimonio cultural de nuestra Nación. El exvoto sirvió a Bretón y al fotógrafo Manuel Álvarez Bravo para elaborar un ensayo titulado “Souvenir du Mexique” (1939), acompañado de las imágenes del discípulo de Kahlo y Rivera. La visión artística de Breton lo llevó a determinar que el exvoto de Josefa Pérez Maldonado es una de las más interesantes expresiones del arte folclórico de México, “que posee un inagotable registro de sensaciones, desde la máxima expresión de la bondad hasta la más insidiosa muestra de fe”.
Además de hablarnos de las tradiciones mexicanas, el exvoto ofrece una visión sociológica a través del arte. Nos cuenta de la vida cotidiana del Aguascalientes del Siglo XVIII, específicamente de la práctica médica con la realización de una mastectomía a la protagonista Doña Josefa Pérez Maldonado, que agradece al Cristo del Encino y a la Virgen del Pueblito, en referencia al pueblo de Indios de San Marcos, que la mantuvieran con vida después de la intervención. En el exvoto es posible ver a Doña Josefa durante la cirugía en el interior de su habitación, rodeada de sus sirvientas, monjes, el cirujano Don Pedro Maillé y otros asistentes. Una de las primeras referencias que hace la medicina del cáncer de mama se remonta a los años 1500-3000 a.C. donde se menciona la peligrosidad del abultamiento en el seno y la presencia de fluidos a través del pezón. Casi dos siglos después el físico griego Galeno argumentó en sus escritos que el cáncer de mama era provocado por la bilis negra y recomendaba la amputación, el tratamiento con sanguijuelas y otros tipos de curas catárticas para salvar a los pacientes de los llamados “humores melancólicos”. Para el siglo XVI los anatomistas Andreas Vesalius y Ambroise Paré estudiarían diversas técnicas para minimizar el padecimiento de las mujeres con cáncer de mama, así como las dolorosas intervenciones quirúrgicas y maximizar las posibilidades de cura. A pesar de los avances médicos, muy pocos especialistas se detendrían a ampliar la información sobre la prevención y la detección del cáncer en etapas tempranas. Es muy posible que el cirujano Pedro Maillé, estuviera en contacto con las técnicas de la época en cuestión del cáncer de mama e interviniera a Doña Josefa Pérez Maldonado con la amputación del seno, procurando su pronta recuperación. A pesar de haber sobrevivido a la mastectomía, Doña Josefa moriría dos meses después, un 25 de julio de 1777 en la Villa de Nuestra Señora de la Asunción, no sin antes preservar para la posteridad a través del exvoto la historia de los padecimientos y las prácticas religiosas de las mujeres en Aguascalientes, valioso patrimonio cultural que re-escribe la Historia hasta ahora conocida.
Mabel Guadalupe Haro Peralta
Asociación Iberoamericana para el Desarrollo de la Igualdad de Género, A.C.
