Los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la Providencia a plagar la América toda de miserias en nombre de la libertad.
Simón Bolívar
El pasado 18 de noviembre en la sede la Organización de Estados Americanos (OEA), el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, anunció a los países de América el fin de la Doctrina Monroe. Implementada en 1823 por el entonces presidente estadounidense James Monroe, la doctrina establecía que cualquier intento de ocupación o colonización por parte de cualquier país europeo en contra de cualquier país americano sería visto por los Estados Unidos como una agresión con las reacciones bélicas que ello implica.
Condensada en la máxima “América para los americanos”, pareciera que su razón de ser fue la defensa y preservación de la independencia y soberanía que para 1823 recién habían conquistado la mayoría de los países americanos, pero bien al contrario, la doctrina sirvió de excusa al gobierno estadounidense para convertir al resto del continente en su zona de influencia, asumiendo una total libertad para poner y deponer gobiernos según los intereses de Washington y de sus todas poderosas transnacionales, orquestar y financiar golpes de estado, imponer modelos económicos y organismos de concertación (OEA), mediante ilegales intervenciones y con el uso de la fuerza en la mayoría de los casos.
A continuación explico brevemente un par de ejemplos que juzgo elocuentes para entender el tipo intervenciones de justificó la Doctrina Monroe durante 190 años en América Latina.
En 1898, argumentando un supuesto ataque a su acorazado estadounidense Maine, los Estados Unidos declaran la guerra a España e intervienen en la guerra de independencia cubana en un momento en el que los insurgentes tenían prácticamente derrotado al ejército español, EE.UU. gana la guerra y mediante el tratado de París fuerza a España ceder en su favor las islas de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. Mientras ocupan Cuba, los Estados Unidos incluyen en la constitución del naciente país y bajo amenaza de no desocupar la isla ni reconocer su independencia si no se acepta, la enmienda Platt, en la que Cuba “acepta” la cesión de territorio a perpetuidad para la instalación de bases militares estadounidenses, otorga su aprobación a la intervención de los EE.UU. en su territorio siempre que la soberanía cubana se viera amenazada e incluye también la prohibición de firmar tratados internacionales con gobiernos extranjeros, curioso ya que esta enmienda fue impuesta con un gobierno foráneo.
Al día de hoy la base militar norteamericana de Guantánamo alberga una prisión de dudosa legalidad que encierra a un número indefinido de presos sin situación legal esclarecida, Puerto Rico sigue perteneciendo a los Estados Unidos y las Filipinas lograron emanciparse de los Estados Unidos hasta el año 1946.
En agosto 1903 con el fin de agilizar el flujo de mercancía de su pujante comercio, los EE.UU. propusieron para su firma al gobierno de Colombia el Tratado Herrán-Hay que contenía la concesión de territorio a los EE.UU. en la provincia de Panamá para la construcción de un canal interoceánico. El Congreso Colombiano rechazó el tratado, curiosamente tres meses más tarde y después de una cruenta guerra (en la que EE.UU. apoyó al bando separatista) se proclamó la separación de la provincia de Panamá de la República de Colombia.
Justo después de la separación, Washington y Panamá firmaron el tratado Hay-Bunau Varilla que estableció en su artículo primero: Los Estados Unidos garantizan y mantendrán la independencia de la República de Panamá.. ¿Con qué fin? El tratado incluyó además la cesión a EE.UU. de una franja de 10 millas de ancho a lo largo del país, franja por la que después pasará el canal de Panamá, mismo que fue controlado por los Estados Unidos con plena soberanía hasta 1999.
Es curioso que Washington no se haya inmutado por la ocupación forzosa de las Islas Malvinas por parte de Reino Unido en 1833, una grave violación a la soberanía americana que no provocó reacción alguna en los Estados Unidos, ¿no habíamos quedado en que América para los americanos?
“América para los americanos” fue sólo un eufemismo cuyo verdadero significado fue “América para los estadounidenses”, la hegemonía y el intervencionismo norteamericano en el resto del continente han sido continuos e irrefutables, a tal grado de que un sólo país se apropió del nombre de un continente, actualmente América se usa para referirse casi exclusivamente a los Estados Unidos, así como el gentilicio americano, que parece que aplica únicamente para los nativos de nuestro vecino del norte. Todos los demás oriundos del continente, ya seamos mexicanos, bolivianos, haitianos o canadienses no somos llamados americanos, recibimos sólo el gentilicio de nuestras respectivas naciones.
Hay que dudar de la veracidad de la declaración de Kerry, ya que por un lado anuncia el final del intervencionismo de su país en el resto del continente mientras por el otro sigue latente el escándalo diplomático de espionaje estadounidense a países como México y Brasil. Por lo que considero que es sólo un paliativo por temor a las reacciones diplomáticas que pueda traer el escándalo, en un momento en el que un sólido bloque de países latinoamericanos con gobiernos nacionalistas, entre los que cabe mencionar a Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Cuba, mantiene políticas de franca oposición hacia los Estados Unidos, países que cuentan incluso con su propio órgano de concertación: la Unión de Naciones Suramericanas. Por lo que además de un paliativo puede ser un intento de recuperar credibilidad en su principal zona de influencia.
Guillermo Romo Morales
Colegio de Internacionalistas




