Este jueves querido lector me atrevo a poner ante su amable crítica los hechos que de entrada pudieran parecer superfluos o maquinados por las altas esferas para mantener nuestra atención desenfocada hacia la realidad nacional.
La búsqueda de un incentivo social que nos permita respirar aunque sea por un momento y nos ubique en los cuernos de la luna con un triunfo que no es de nosotros pero como si lo fuera.
Los hechos del pasado domingo dos de enero no tienen precedente en la historia de lo que un mexicano ha logrado y no exagero de verdad, haga usted memoria de aquellos que han tocado el cielo con los dedos y claro, que los medios hayan hecho patente el suceso.
Ricardo Rodríguez joven mexicano, con 19 años de edad no sólo logró subirse a un monoplaza Fórmula uno, sino que lo hizo con la escudería más importante de la gran carpa, Ferrari. Pedro Rodríguez el piloto mexicano más grande del automovilismo, dos veces ganador de las 24 horas de Le Mans entre otros triunfos relevantes.
David Alfaro Siqueiros, muralista que plasmó el “nacionalismo” a lo largo de su trabajo y que dejó huella inmortal en el Polyforum Cultural que lleva su nombre el cual se ubica en la Avenida de los Insurgentes en la Ciudad de México.
Consuelo Velázquez, con su famosa “Bésame mucho” interpretada por Frank Sinatra, los Beatles, Ray Conniff entre otros.
Carlos Fuentes, que aunque nacido en Panamá (por razones diplomáticas) mexicano exitoso, de aquellos que alcanzaron la gloria, reconocido por la forma de retratar al país y su idiosincrasia.
Guillermo González Camarena, joya del Instituto Politécnico Nacional (así como Aguascalientes es la joya de México, según su equipo de mercadotecnia) responsable de darle color a las transmisiones de televisión.
Pedro Ramírez Vázquez, arquitecto que le dio personalidad a las ciudades donde plasmó su obra, entre ellas la Basílica de Guadalupe, el estadio Azteca, el centro de Convenciones de Mérida entre otros.
10 premios Grammy en su haber, casi todos por una misma producción, en el esperado año 2000 Carlos Santana triunfa dentro de la industria fonográfica norteamericana y los ojos de todos sus compatriotas sienten el orgullo de ser mexicanos… aunque él no, es decir, los logros de todos los citados en esta columna incluyendo al señor director Alfonso Cuarón no dedican su hazaña al país que los vio nacer.
Este último director, que junto con Emmanuel Lubezki demostraron su madurez y profesionalismo dentro de la cinematografía norteamericana no tienen mucho que agradecer a la industria mexicana, que en ningún momento aportó el recurso económico para que estas dos figuras de la cinematografía internacional fueran lo que ahora son.
Todos estos mexicanos talentosos que acabamos de repasar tienen cosas en común, una de ellas es que fueron y son tercos, que no perdieron de vista la meta que se trazaron y que seguramente se comprometieron a cumplir, pero también querido lector, desafortunadamente no contaron con los apoyos que como país el gobierno está obligado a otorgar.
Cancelada esa cultura del apoyo al crecimiento de las personas con alto rendimiento en el deporte, la ciencia, las bellas artes.
Derivado de políticas turbias, opacidad (ahora que está de moda la palabrita) en la administración de los recursos destinado a detonar la cultura, la ciencia, la tecnología y el deporte, no queda otro camino que buscar apoyo fuera de la patria que nos vio nacer.
No vamos a salir a dar vueltas al Ángel de la Independencia porque la película que dirigió y escribió Alfonso Cuarón ganó siete estatuillas del Oscar, para eso está la selección nacional de futbol soccer, es ella la encargada de entretener y manipular a la sociedad, de crear falsas expectativas y sueños frustrados para aquellos que les gusta el deporte de las patadas.
No necesitamos ser el director de la película ganadora para saber que podemos lograr el cambio social y romper el paradigma del conformismo, es un buen momento (como todos los momentos) de enderezar el cuerpo, levantar la mirada, dejar de soñar tontería y media y afinar su plan de vida, si aún no lo tiene entonces diseñe uno a la brevedad y no me refiero a cumplir con mis deberes, asistir a la universidad por la asistencia no por el acopio del conocimiento, sacar mi trabajo como se pueda y dejarse llevar por el pensamiento de que aquellos (los mexicanos mencionados en esta columna) son diferentes a usted y a mí. Son iguales estimado lector, tienen un acta de nacimiento que los acredita como mexicanos.
No se quede con los brazos cruzados, proponga ideas innovadoras, exija el apoyo de la sociedad y del gobierno, no tire a la basura ninguna de sus ideas, si quiere estar dentro de poco en los cuernos de la luna, acabe de leerme y póngase a crear proyectos que lo catapulten como esos mexicano exitosos que salen en las noticias.
Twitter: @ericazocar




